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Reportaje:Automovilismo | Gran Premio de Gran Bretaña

Hamilton desata un terremoto

El piloto británico de McLaren, líder del Mundial, siente en su país la presión de haberse convertido en una estrella

Con la llegada del Gran Premio de Gran Bretaña de fórmula 1, el torneo de Wimbledon ha perdido un poco de espacio en los medios de comunicación británicos. Lewis Hamilton es el culpable. Los elogios le llueven de todas partes y su imagen se ha convertido en una de las más perseguidas en su país, después de que no se haya bajado del podio en las ocho carreras que se llevan disputadas, haya ganado dos y lidere el Mundial con 14 puntos de ventaja sobre su compañero de equipo, el español Fernando Alonso, y 17 sobre el primer piloto de Ferrari, Felipe Massa.

"Tiene la agresividad de Senna y la consistencia de Prost", afirmaba ayer en The Independent el piloto británico David Coulthard. "No puede permitir que todo el asunto del espionaje entre McLaren y Ferrari le perturbe", agregaba el ex campeón mundial John Watson; "su único trabajo debe ser subirse al coche y ganar la carrera. Y creo que puede hacerlo". Incluso Damon Hill, presidente de la Asociación Británica de Pilotos que regenta el circuito de Silverstone, afirmó que la presencia de Hamilton va a ser una ayuda inestimable para conseguir la continuidad del GP de Gran Bretaña en este trazado -segura hasta 2009-, cuestionado por Bernie Ecclestone porque no realizan una inversión de 25 millones de libras -casi 37 millones de euros- para mejorar la instalación.

El corredor y su familia han abandonado su casa de Stevenage y piensan en mudarse a Suiza
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Hamilton, de 22 años, pretende vivir al margen de todo esto. Pero ya no puede. Ha dejado de poder pasear tranquilamente con su amigo Phanel Williams, una estrella del rap, y el miércoles por la noche se le vio en una recepción en Londres, flanqueado por Dylan Jones, editor de la revista GQ, del presentador de televisión Gabby Logan y de Nick Mason, batería de Pink Floyd. Todo el mundo quiere aparecer junto a él. Todos los aficionados buscan su autógrafo. Y ya se ha anunciado que este gran premio podrá verse al menos en 50 cines de ciudades británicas sin interrupciones publicitarias.

"Debe acostumbrarse a este nuevo estilo de vida", asegura Ron Dennis, el hombre que ha invertido casi cinco millones de euros en él desde los 13 años hasta darle un volante oficial en McLaren Mercedes. "Tiene la suerte de vivir en un apartamento muy cerca de Woking , donde está protegido por una comunidad que salvaguarda su vida privada, y de tener una familia y unos vecinos que le protegen".

Dennis, que ayer presidió la inauguración del nuevo y espectacular pabellón en el paddock que costó más de 35 millones de euros, afirma que Lewis sigue tocando con los pies en el suelo. Pero el piloto y su familia han abandonado su domicilio de Stevenage y están pensando seriamente en desplazar su residencia a Suiza, tal como hizo Alonso el año pasado. "Procuraremos que todo esto no cause un impacto negativo en Lewis", afirma Dennis. Pero el piloto es consciente de que el Gran Premio de Gran Bretaña se ha convertido en un reto personal para él. Comienza a sentir la presión. "Esta carrera es la más importante del año para mí", afirma Hamilton. "Será otra nueva experiencia y espero que la atmósfera sea increíble. Ganar aquí sería inmenso". Incluso Alonso sabe lo que esto significaría para el equipo. Ayer, el español matizó que no esperaba ningún favoritismo ni para Hamilton ni para él. "Pero me parece lógico que el equipo se alegre más por una victoria de Lewis que mía aquí; como en Barcelona hubieran preferido mi triunfo", señaló. "Sin embargo, la situación no es tan grave como detecto en algunos mensajes en mi móvil que me suenan a pésame. Y luego miro la clasificación y veo que estoy segundo. Me preocupa que la gente lo vea de esta forma", abundó Alonso. "Si corriera con Honda o con otro equipo y estuviera con cero puntos sí que necesitaría el apoyo y los abrazos de todo el mundo".

Hamilton, ayer a los mandos de un <i>kart</i>.
Hamilton, ayer a los mandos de un kart.REUTERS

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