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Entre sexo y amor, con Eros en el Coliseo

Eros, el dios más poderoso del Panteón griego, está siendo objeto de una exposición en el Coliseo de Roma, que permanecerá abierta al público hasta el 16 de septiembre. En ella se analizan los distintos aspectos, a veces contradictorios, de este personaje mitológico.

Eros, el amor, es quizás entre los dioses griegos la figura menos definida. En la Grecia Clásica, Eros era una "entidad cósmica primordial, principio animador y ordenador del universo, encarnación de la fuerza del amor, constructor de relaciones sociales, alegoría metafórica y religiosa". La exposición reflexiona acerca de la relación entre Eros y Afrodita, diosa de la belleza, que representa un tipo de deseo más carnal y terreno. Las facciones de los dos dioses son al mismo tiempo complementares y autónomas.

Las obras proceden de distintas colecciones de museos romanos. Destacan el Eros arquero, conservada en los Museos Capitolinos, una de las mejores reproducciones de la escultura realizada por Lisippo para el santuario de Tespie, y la maravillosa Afrodita arrodillada, conservada en el Museo Nacional Romano, obra en la que emerge viva la sensualidad de la diosa.

Frescos, esculturas y jarrones retratan al dios y representan al mismo tiempo la libertad y espontaneidad con la que los griegos vivían las relaciones sexuales y amorosas. En este sentido, la influencia de Eros no se limita a la mitología. Una parte de la exposición recoge su presencia en otros contextos: los poetas líricos y los trágicos solían invocarlo, mientras los ceramistas solían representarlo.

Estos documentos cuentan mucho de la sociedad griega, en la que la relación erótica no era sólo central en la vida diaria, sino también una etapa obligatoria de la formación ético social de los jóvenes.

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