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La despedida a Fernanda

El féretro con el cuerpo de Fernanda Fabiola llegó a la una y media del mediodía de ayer al Pabellón de Deportes de El Fraile, donde Nanda, como llamaban a la niña, pasaba las tardes con sus amigos. Su padre, Sergio Urzúa, era una de las personas que cargaba el féretro, junto a cuatro miembros de Protección Civil.

En la entrada al complejo deportivo, Urzúa se fundió en un abrazo con Juan Francisco Vargas, el padre de Yeremi Vargas, quien junto a la tía del pequeño desaparecido desde el pasado mes de marzo en Gran Canaria, viajaron desde la vecina isla para mostrar su apoyo a la familia de Fernanda. "Hasta el momento no me había planteado que pueda pasar por esta situación", aseguró el padre de Yeremi.

Bajo un amplio dispositivo de seguridad fueron llegando poco a poco las más de mil personas que acudieron a despedir a Fernanda. Yoel, el novio de la joven asesinada, pedía justicia cuando llegó a la improvisada capilla ardiente: "Que ese tipo no salga de la cárcel". Por fin, respiraba: "Han sido demasiados días de espera, al fin podemos despedirla como se merece, para que pueda descansar en paz".

Fernanda Fabiola fue enterrada en el cementerio de Salomé, en el municipio de Arona, en un emotivo funeral al que asistieron los embajadores de Chile y Colombia en España, el delegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, José Segura, y una nutrida representación del mundo empresarial y político de la isla.

Entre el público que asistió al funeral destacaba una gran cantidad de jóvenes quienes, a la salida del féretro, tras la celebración de una eucaristía oficiada por el Obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, protagonizaron un espontáneo e intenso aplauso al que se sumaron todos los presentes.

A su llegada al funeral, el embajador de Chile en nuestro país, Oswaldo Puccio Huibadro, quiso agradecer la enorme solidaridad y cercanía del pueblo canario y sus autoridades con Fernanda, a la que definió como "una pequeña compatriota que tenía toda una vida por delante".

Por su parte, Martha Noemí Sanín Posada, embajadora de Colombia, país de donde procede el autor confeso de la muerte de la joven chilena, condenó el crimen presuntamente cometido por su compatriota: "Este tipo de hechos no tiene ni sentido ni justificación".

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