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El incierto futuro del PNV

Un proceso de paz pactado con el líder del PNV

Luis R. Aizpeolea

La figura del presidente del PNV, Josu Jon Imaz, fue clave en el proceso de final dialogado del terrorismo. Su contacto con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue permanente y el Gobierno recabó su opinión ante todas las decisiones importantes que adoptó durante el proceso. Fue el colofón de una colaboración que existía entre ambos, desde que Imaz fue nombrado portavoz del Gobierno vasco en 1999 y Rubalcaba era responsable de la comunicación y de la política antiterrorista del PSOE.

Imaz se implicó directa y personalmente en el proceso, a petición del Gobierno, a sabiendas de que los protagonistas del mismo fueran el Ejecutivo y ETA. Tras el verano de 2006, en que ETA optó por retrasar el inicio de los contactos con el Gobierno cuya pretensión era el desarme de la banda a cambio de medidas favorables a los presos, Imaz participó en las reuniones con dirigentes del PSE y con los de Batasuna para tratar de encontrar las bases de un acuerdo de constitución de una mesa de partidos.

En aquellas reuniones, Imaz se resistió, con López, a la pretensión de Batasuna de llegar a un acuerdo político, saltándose la legalidad. Un mes después, el 30 de diciembre, ETA atentaba en Barajas y rompía el proceso. En su comunicado, la banda responsabilizaba a Imaz de la ruptura del proceso por su firmeza.

Imaz fue, también, un auténtico portavoz del proceso. El 29 de noviembre de 2006, en una conferencia que pronunció en Madrid, bajo el título Euskadi, la búsqueda de la paz, un mes antes de la ruptura de la tregua, vaticinó el riesgo de que ETA la rompiera.

Allí diagnosticó que el riesgo del proceso procedía de que la banda se resistía a "abandonar su viejo papel de garante o tutor de los acuerdos políticos". Y explicó los límites del propio proceso. El principal, "la separación higiénica y conceptual entre proceso de paz y el diálogo político". Esto es, con ETA sólo se habla del final de la violencia, pero las cuestiones políticas se abordan con los partidos.

También expresó su preocupación por la unidad de los partidos democráticos contra el terrorismo y denunció el aprovechamiento que ETA hacía de la oposición del PP durante el proceso. "ETA ve su posición más fuerte por la actitud del PP que le atribuyen triunfos continuos que no existen o por la capacidad de amenaza aumentada por la convulsión política que supondrá un ataque de la banda", dijo. Meses después, rota la tregua, reclamó un nuevo Pacto Antiterrorista a todos los partidos.

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