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El 'Borís Godunov' de Grüber y Arroyo

Un escenario casi desnudo y un espacio poético en el que la complejidad esté dada por la interpretación de los compases son la base del montaje de Borís Godunov, de Mussorgski, que ha puesto en pie el director escénico Klaus Michael Grüber, con escenografía de Eduardo Arroyo y con el que el Teatro Real de Madrid inaugura mañana su temporada operística. Es una coproducción con el Théâtre de la Monnaie de Bruselas y la Ópera Nacional del Rin.

El montaje, que fue galardonado el pasado año con el Premio de la Crítica Francesa, cuenta con Jesús López Cobos al frente del coro (aumentado a 82 componentes) y la orquesta titular del Teatro Real. Habrá un total de 12 representaciones -hasta el 17 de octubre-, con un reparto encabezado por los bajos Samuel Ramey y Roberto Scandiuzzi.

La despojada y sencilla puesta en escena de Grüber y Arroyo tiene encantado a López Cobos, quien asegura que todo el protagonismo recae sobre la música y los intérpretes. "No hay que confundir un escenario con una galería de arte", señala Arroyo. "Sólo trato de crear un terreno favorable para que la música y el verso se manifiesten; eso es lo verdaderamente importante".

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