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El futuro del País Vasco

Ibarretxe culmina nueve años de política soberanista y pone fecha a dos consultas

Propone a Zapatero un pacto para incorporar la autodeterminación al ordenamiento legal

El curso político, y a la vez el último tramo del tercer mandato de Juan José Ibarretxe, quedaron trazados ayer, y de paso el lehendakari acortó en medio año la legislatura. Precisó más de lo que se esperaba al poner fecha al referéndum y lidió un debate en el que siempre se siente cómodo: el que le permite sentirse en el centro frente a dos extremos, el del terrorismo, por un lado, y los Gobiernos de España que niegan a Euskadi el derecho de autodeterminación, por otro. "Iniciamos un camino sin retorno, en el que vamos a decidir el futuro en paz", fueron sus palabras al cerrar su réplica a la oposición.

Josu Jon Imaz abandonó la Cámara nada más terminar Ibarretxe su discurso
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Ibarretxe fija en octubre de 2008 su desafío inconstitucional ante el rechazo del Gobierno

El lehendakari Ibarretxe desveló ayer el final de la estrategia que sostiene desde que inició su primer mandato, en 1999, en pleno proceso de acumulación de fuerzas nacionalistas en el Pacto de Lizarra, y lo hizo anunciando no una consulta, sino dos. Esos nueve años de andadura soberanista culminarán el 25 de octubre de 2008, aniversario de la aprobación del Estatuto de Gernika -en esa misma fecha, en 2003, presentó el llamado plan Ibarretxe-. Será con la celebración de un referéndum, haya o no acuerdo que refrendar, y la disolución anticipada de la Cámara vasca a continuación, para celebrar elecciones autonómicas ese otoño.

La estupefacción que se apoderó de la oposición se puso de manifiesto con la primera reacción del portavoz socialista, José Antonio Pastor, que calificó de "sueño loco" la exposición del lehendakari. El aún presidente del PNV, Josu Jon Imaz, que siguió el discurso de Ibarretxe desde la tribuna de invitados, fue uno de los primeros en salir y abandonar con rapidez la Cámara cuando concluyó, sin querer detenerse con nadie y con gesto visiblemente serio. Por la tarde no volvió. El portavoz de la ejecutiva peneuvista, Íñigo Urkullu, dijo escuetamente que "todas las iniciativas del lehendakari tienen el apoyo del PNV".

"Deseo oficializar en este Parlamento una oferta institucional al presidente del Gobierno español para alcanzar un pacto político entre Euskadi y España", dijo Ibarretxe solemnemente. Su base es "el compromiso", que debería adoptar el presidente del Gobierno, "para incorporar el reconocimiento del derecho de autodeterminación y su ejercicio al ordenamiento jurídico".

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Ibarretxe tiene la intención de pedir de inmediato un encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero, para exponerle personalmente su propuesta. Ayer le emplazó a "no atrincherarse en las razones de Estado" y dijo que sólo busca "dar respuesta a una sociedad que nos demanda seriedad". Según la "hoja de ruta" expuesta por el lehendakari, Zapatero, o quien ocupe La Moncloa, tiene ocho meses para atender la oferta. A finales del próximo junio se celebrará un pleno en el que la Cámara vasca debería darle permiso para convocar la consulta el 25 de octubre, con o sin acuerdo previo y con o sin terrorismo. A ella le atribuye de un modo automático el efecto benéfico de "desbloquear" la situación. "ETA estaría obligada a dejar la lucha armada por decisión popular", afirmó, para sorpresa de todos. "Es un disparate, a menos que usted viva en los mundos de Yuppie. ¿Es que cree que ETA no sabe que la sociedad vasca rechaza su violencia?", le rebatió el socialista Patxi López.

López no tuvo contemplaciones. Le llamó "jugador de ventaja", porque querer convocar la consulta con ETA amenazando a quienes discrepan y por cambiar las reglas al ignorar ahora el terrorismo, "porque ve que está perdiendo". "La ciudadanía le ha elegido para dar respuestas y no para hacer preguntas", le dijo. La consulta es "una cortina de humo ante las dificultades de su Gobierno minoritario y dividido" y "un gancho electoral para absorber al mundo radical" asumiendo sus tesis, acusó.

La portavoz popular, María San Gil, vio en los planes de Ibarretxe "un desafío totalitario a la democracia" y le insistió en la ilegalidad de la consulta. "Frente a la radicalidad, el PP defenderá el Estatuto, la Constitución, la libertad y la convivencia", recalcó.

Juan José Ibarretxe eludió en la réplica el cara a cara con cada uno de los portavoces, tal y como le había pedido la oposición en la Juna de Portavoces, y les contestó en un mismo turno. Dijo haberse sentido tratado por socialistas y populares "como un loco independentista batasunizado", y como un "lehendakari sumiso que quiere hacer un nuevo fraude estatutario con el PSOE" por los radicales de EHAK. "Qué casualidad: las dos orillas negando el principio democrático de la consulta a la sociedad vasca", ironizó. El lehendakari, cuyo Gobierno se apoya en 32 de los 75 parlamentarios de la Cámara, sólo puede sacar adelante su propuesta con los votos de la izquierda abertzale, pero el Ejecutivo vasco juega más con la hipótesis, y el deseo, de que no lo dé, porque en la pregunta de la consulta irá incluida la censura a ETA.

El cálculo más extendido, incluidos medios del Ejecutivo autonómico, apunta a que Ibarretxe no logre la mayoría en junio y disuelva el Parlamento al final de agosto para ir a unas elecciones adelantadas. En ellas exhibirá el veto a su consulta por los abertzales y los constitucionalistas como la prueba de esa centralidad política desde la que piensa que puede volver a ganar.

El líder del PSE-EE, Patxi López, sigue desde su escaño el discurso de Ibarretxe en el Parlamento vasco.
El líder del PSE-EE, Patxi López, sigue desde su escaño el discurso de Ibarretxe en el Parlamento vasco.EFE

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