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Varios sindicatos exigen revisar el plan de despidos de la compañía

La revelación de como los altos ejecutivos de EADS y su filial Airbus, y sus accionistas, se llenaban los bolsillos a sabiendas de que la empresa se precipitaba a una crisis de grandes dimensiones, ha supuesto un mazazo para los trabajadores del constructor de aviones. Sus representantes firmaron, hace tan solo 15 días, el famoso plan de restructuración Power8, que supone la supresión de 10.000 puestos de trabajo (400 en España), y la venta de seis factorías antes de 2010.

Los sindicatos reaccionaron ayer con indignación y algunos pidiendo incluso una revisión del Power8. Un nuevo retraso en el plan lo dejaría casi obsoleto, ya que la revaluación del euro respecto al dólar ha reducido ya de forma notable su impacto en la reducción de costes. El plan Power8 debía producir un ahorro de en torno a los 2.000 millones de euros. Según Fabrice Bregier, si el euro se sitúa a 1,45 dólares, este ahorro se reducirá a la mitad.

En la planta central de Toulouse, la sensación general era de desolación. Gerard Bouillicaut, representante de la CGT, se situó entre los que exigían volver a discutir el plan Power 8. "No nos viene nada bien para salir de la crisis en la que estamos metidos", señalaba cabizbajo Yonic Deno, de Force Ouvriere (FO). Todos recordaron que, este año, a los empleados de Airbus les fue ofrecida una prima de productividad de solo 12 euros, mientras que los ejecutivos recibían varias decenas de miles.

Acusaciones del PS

Desde la oposición socialista se insistió en la responsabilidad del Gobierno que entonces presidía Dominique de Villepin y en el que Nicolas Sarkozy, actual presidente, ocupaba la cartera de Interior. El primer secretario del PS, François Hollande recordó ayer que fue el Gobierno el que aceptó que la banca pública Caisse de Depots comprara buena parte del paquete del 7,5% que vendió Lagardère cuando los títulos se encontraban en su máximo histórico. Una operación que se hizo con el conocimiento del todo el Ejecutivo, que ya sabía los problemas que afectaban a Airbus.

"El Estado es doblemente responsable", dijo Hollande, "primero por dejar que vendiera las acciones y después por permitir que fuera la Caisse de Depots quien las comprara".

Por su parte el sindicato alemán IG Metall exigió que se haga la luz lo más rápidamente posible sobre lo sucedido y reconoció que se trata de "un nuevo golpe duro" para Airbus. "Muchos de los trabajadores que están siendo afectados por la crisis desde hace un año y medio tienen el derecho de exigir que se sepa la verdad", dijo el portavoz de IG Metall en el norte de Alemania, Daniel Friedrich.

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