_
_
_
_
_
Reportaje:Rugby | Campeonato del Mundo

La revolución de los Pumas

Tras batir a Escocia, Argentina se jugará el pase a la final contra Suráfrica, vencedora de Fiyi

Diego Torres

No sólo fue una gran noche para el rugby argentino, que obligó al River Plate y el Boca Juniors a adelantar el horario de su duelo futbolístico. En el Stade de France, en París, los Pumas transformaron su historia. "Queremos revolucionar el sistema", había dicho Agustín Pichot, el capitán. No le faltaba ambición. Junto con sus compañeros, el medio melée soñaba con meterse en las semifinales de la Copa del Mundo por primera vez. Quería revertir una tendencia. En las cuatro disputadas desde 1987, los cuatro primeros puestos estuvieron ocupados por las tres potencias (Nueva Zelanda, Australia y Suráfrica) más una alternancia de equipos del Cinco Naciones (Inglaterra, Francia, Gales y Escocia). Ayer, Argentina abrió una brecha con la bandera de los países alejados de la tradición. Lo hizo con un grupo de jugadores que se ha formado en el rugby amateur. Algo insólito en este torneo. Una hazaña que los Pumas sellaron con gran esfuerzo (19-13) ante Escocia. El domingo les esperan los Springbocks de Suráfrica, vencedores (37-20) de Fiyi, en las semifinales.

Martín Hernández y sus compañeros se ufanan de la garra. La exhiben como seña de identidad

Escocia planteó un partido cerrado. Procuró no jugar a la mano, reservó para sus tres cuartos un papel secundario y buscó el avance con los delanteros. No le falló el pack. Su director de juego, sí. Dan Parks no logró conducir con eficacia a sus compañeros. Comenzó anotando de penal en el minuto 16, pero, a la hora de las decisiones irrevocables, perdió precisión.

Smith, Kerr, Ford, Murray, Hines y White pusieron su tracción al servicio de Escocia. No hubo nada que reprochar a la fuerza de choque de los británicos. El problema de Escocia fue que no jugó otras cartas hasta que fue tarde. Si pretendía resolver el partido con el juego táctico, buscando el choque como medio de avance, la solución se le convirtió en un problema en cuanto entró en contacto con la primera línea argentina. Si encuentra sus mayores virtudes en el poderío de sus delanteros, los Pumas son célebres por su tendencia a impactar. Los argentinos se ufanan de la garra. La exhiben como seña de identidad. El seleccionador, Loffreda, lo llama "cultura del juego sin balón".

Si jugar sin la pelota es un culto, los Pumas son sumos sacerdotes. Con el balón a la mano tienen claras deficiencias. Pero en las posiciones fijas, en las melées y en los rucks, se mueven casi con placer. Roncero, Ledesma, Albacete y los hermanos Fernández Lobbe chocan con la misma pericia que sus centros o que su apertura, Juan Martín Hernández. Los argentinos son expertos. Las estadísticas hablan claro: robaron 11 pelotas en rucks y mauls. Los escoceses, sólo cuatro. Los Pumas ganaron siete melées de ocho. Escocia, seis de ocho.

Un placaje alto sobre Martín Hernández dio la vuelta al partido en el minuto 23. El apertura argentino no tuvo su mejor día. Pero es tan bueno que, aun así, resultó imprescindible. El penal que le hicieron fue bien aprovechado por Felipe Contepomi. El jugador del Leinster igualó el marcador (3-3). Luego fue decisivo con otros dos goles de penal y una conversión. El trío que forma con Hernández y Pichot es una garantía de liderazgo y creatividad. Juntos son capaces de dar sentido al juego de los delanteros, suministrar balones a los tres cuartos, desahogar las situaciones comprometidas y conseguir puntos gracias a la versatilidad de su juego con el pie. Si Martín Hernández y Felipe Contepomi no se dedicaron al fútbol no es por falta de condiciones.

Escocia intentó cambiar de táctica tras el descanso. Pero su carga desesperada sólo logró inyectar una dosis de nerviosismo que los Pumas desconocían hasta el momento. Argentina rompió su defensa, Smith hizo una gran carrera y Cusiter logró un ensayo para replicar a Longo. No fue suficiente. Los Pumas resistieron.

Los argentinos, eufóricos tras su triunfo.
Los argentinos, eufóricos tras su triunfo.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_