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Reportaje:El reconocimiento a las víctimas del franquismo

En la intimidad y la alegalidad

Asociaciones de familiares han recuperado por su cuenta cerca de 1.000 cuerpos desde 2000

Natalia Junquera

Son muchos los que siguen buscando, pero desde el año 2000 cerca de 1.000 familias han conseguido recuperar los cuerpos de sus seres queridos de las fosas comunes en las que fueron enterrados durante la represión franquista. Lo consiguieron agrupándose en asociaciones, bajo un objetivo común -la recuperación de la memoria histórica-, y arropados por un amplio grupo de profesionales (forenses, antropólogos, psicólogos, investigadores...) que trabajaron gratis. El Estado apenas intervenía. Si el último acuerdo entre siete partidos sobre la Ley de Memoria sale adelante, el Ejecutivo tutelará las exhumaciones y firmará convenios de colaboración para subvencionar a las entidades que participen en los trabajos.

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Un pasado difícil de borrar

"Hasta ahora, lo que hacíamos era enviar una carta a las autoridades locales -subdelegado del Gobierno, Guardia Civil, juez de Instrucción...- solicitando en nombre de los familiares autorización para realizar una exhumación. Nunca respondían, así que llegado el día, comenzábamos la exhumación sin ninguna oposición, pero en un marco de alegalidad", explica Francisco Etxeberria, antropólogo forense que ha coordinado decenas de exhumaciones por toda España desde 2000. Recientemente, en A Fonsagrada (Lugo), una juez amenazó con paralizar la exhumación de 15 cadáveres. Finalmente, se llevó a cabo y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica rescató los cuerpos de 11 milicianos. Era la primera de las 90 fosas exhumadas por la Asociación en la que se encontraba un obstáculo. La norma, según las asociaciones implicadas en las exhumaciones, era la indiferencia: ni oposición, ni autorización. Tampoco ayuda económica.

Esa falta de subvenciones ha parado muchas de las excavaciones en el paso inmediatamente anterior al deseo de sus familiares: el análisis de ADN. Antonio Ontañón, presidente de la Asociación Héroes de la República, de Santander, levantó, gracias a una colecta, nueve monolitos con los nombres de 850 republicanos enterrados en una fosa común en la capital cántabra. Carmina Abelleira, de 70 años, hija de uno de ellos, agradeció inmensamente aquel homenaje, pero como otros muchos familiares, aquel día repetía que le faltaba algo: "¿No pueden hacerle el análisis de ADN para que pueda sacarlo de la fosa? ¿Puedo enterrarlo con mi madre?".

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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