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Boeing retrasa seis meses la entrega del 787 Dreamliner

Boeing tampoco se escapa de los problemas para ensamblar su último ingenio, el exitoso B-787 Dreamliner. Y al retraso en el primer vuelo de prueba de esta aeronave siguió ayer un inevitable aplazamiento, de al menos seis meses, en la primera entrega del revolucionario avión, que no se ejecutará hasta final de 2008. El gigante aeronáutico dice que lo importante ahora es poner en manos de los clientes un producto que colme sus expectativas.

Hace justo un mes, la compañía estadounidense, que rivaliza con la europea Airbus por la supremacía de la aviación comercial, ya anunció que el primer vuelo de prueba se realizaría con tres meses de demora. Pero, a pesar de ello, y ante el precedente de su modelo B-777, que necesitó 11 meses para pasar el proceso de certificación, Boeing mantuvo intacto el calendario.

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El propósito inicial de Boeing era entregar el primer avión en mayo del año próximo a la compañía japonesa All Nippon Airways. Ahora precisa que necesitará entre seis y siete meses más, lo que aplaza la entrega a final de noviembre o comienzos de diciembre, debido a que el ensamblaje de los primeros aparatos está siendo complicado.

A esto se suman los cuellos de botella con los que se están encontrando en las fases previas al proceso de ensamblaje, debido a las dificultades para acceder a los componentes que necesitan para completar las partes del avión. Esto, como explica Boeing, está obligando a posponer el inicio de las primeras pruebas de vuelo, que se aplazan hasta finales de primer trimestre de 2008.

"Aunque hemos hecho algunos progresos durante las últimas semanas, el ritmo no es suficiente para mantener nuestro plan para la primera entrega o el primer vuelo", reconoció Scott Carson, presidente de la división de aviones comerciales. Jim McNerney, consejero delegado de Boeing, se declaró decepcionado por la demora.

El B-787 Dreamliner fue presentado al público el pasado mes de julio en medio de una gran expectación. El anuncio de ayer sentó mal en Wall Street, que teme por problemas similares a los sufridos por el A-380. Los títulos de Boeing cayeron un 2,6% (a 98,8 dólares) tras confirmarse el retraso, y arrastraron con ellos a otras firmas del sector aeroespacial que le suministran componentes, como Honeywell o Rockwell Collins.

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