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Las relaciones Este-Oeste

Rusia amenaza a EE UU con romper el sistema de seguridad de la guerra fría

El Kremlin dejará el tratado de misiles de alcance medio si Washington "no congela" el escudo

Las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos sobre los planes de Washington de instalar elementos de su escudo antimisiles en países de la Unión Europea concluyeron ayer sin entendimiento. En una reunión en la capital rusa de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, con el presidente Vladímir Putin, Washington intentó convencer a Moscú de que su escudo no supone una amenaza. El Kremlin propuso a EE UU "congelar" su despliegue en Europa y amenazó con abandonar el Tratado sobre Fuerzas Nucleares Intermedias (el IFN, en inglés), predecesor del fin de la guerra fría.

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Las diferencias entre ambos países sobre el programa nuclear iraní se mantuvieron en el encuentro, al que también asistieron el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates. Además, Putin, que hizo esperar durante 40 minutos a Rice, advirtió de que si no se otorga un carácter global al INF, Rusia se verá obligada a denunciarlo.

El problema para el líder ruso es que dicho documento, firmado a finales de 1987, obligaba sólo a Washington y Moscú a destruir esos misiles de corto y medio alcance (tarea que fue cumplida en 1991) y les prohíbe desarrollar nuevos. "Otros países, a diferencia de nosotros, desarrollan activamente esos sistemas de armamento, incluidos Estados que se encuentran en las cercanías de nuestras fronteras", señaló Putin. Pero la exigencia de darle un carácter global al tratado es algo prácticamente imposible de conseguir y los rusos lo saben muy bien. No parece realista pensar que Corea del Norte, China, India, Irán, Israel o Pakistán destruyan sus misiles de corto y mediano alcance y acepten comprometerse a no producir nuevos.

La manzana de la discordia entre EE UU y Rusia no es, sin embargo, el mencionado tratado, ni el de Fuerzas Convencionales en Europa -aunque Washington reiterara ayer su preocupación por la moratoria rusa-, sino los planes de Washington de emplazar 10 misiles interceptores en Polonia y de construir un radar en la República Checa, como parte de su escudo de seguridad. Tanto Rice como Lavrov reconocieron que no habían llegado a acuerdo sobre este tema.

El Kremlin no cree las explicaciones norteamericanas y sospecha que las instalaciones en Polonia y la República Checa no tienen con objetivo impedir ataques potenciales iraníes o norcoreanos, sino que en realidad están dirigidas contra Rusia y constituyen una amenaza para su seguridad. Como alternativa -si a EE UU realmente le preocupasen posibles ataques de Corea del Norte o Irán-, Moscú ha propuesto usar conjuntamente el radar azerbaiyano de Gabalá -cerca de la frontera con Irán- y uno nuevo que los rusos están construyendo en el sur del país. Estados Unidos insiste en que necesita las instalaciones que pretende desplegar en Polonia y la República Checa.

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Putin volvió ayer a instar a EE UU a abandonar sus planes de instalar esos elementos de su escudo antimisiles e incluso pareció burlarse de ellos al decir: "Algún día podemos decidir instalar un sistema de defensa antimisiles también en la Luna, pero antes de llegar a eso podemos perder la oportunidad de ponernos de acuerdo debido a la realización de vuestros propios planes". Rusia ha advertido de que adoptará "medidas adecuadas" en el caso de que EE UU instale los misiles interceptores en Polonia y el radar en la República Checa. Serguéi Lavrov reiteró esa advertencia: "Estaremos obligados a tomar las medidas necesarias para neutralizar la amenaza" que significa para Moscú el escudo.

Las respuestas pueden ser varias. El Kremlin ya está modernizando sus Fuerzas Armadas y, entre otras cosas, está reemplazando los misiles balísticos que tenía con unos de nueva generación llamados Tópol-M que, según se jactan los rusos, pueden penetrar en cualquier sistema de defensa, incluido el que EE UU está desplegando. Entre las otras posibles respuestas está volver a apuntar sus misiles hacia Europa, concretamente emplazar cohetes en el enclave de Kaliningrado, y naturalmente dejar de cumplir el tratado de armas convencionales en Europa para concentrar un mayor poderío militar en el flanco occidental.

Diferencias sobre Irán

La discusión en torno a Irán continuó ayer en público durante la conferencia de prensa de los ministros de Exteriores y Defensa de ambos países. Mientras Lavrov decía que las acciones unilaterales contra Teherán dañan los esfuerzos de la comunidad internacional, Rice amenazaba con imponer nuevas sanciones contra los que continúen haciendo negocios con el régimen de los ayatolás. Moscú, que está construyendo una central nuclear en el sur de Irán y que tiene planes de levantar varias más en ese país, se opone categóricamente a la imposición de nuevas sanciones contra Teherán.

El Kremlin insiste en que no hay pruebas de que Irán busque obtener el arma nuclear, mientras EE UU está convencido de que lo que ese país desea es precisamente tener la capacidad de producir bombas atómicas.

El presidente ruso, Vladímir Putin, recibe a la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, ayer en la residencia presidencial de Novo-Ogaryovo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, recibe a la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, ayer en la residencia presidencial de Novo-Ogaryovo.EFE

MISILES DE ALCANCE MEDIO - Primera reducción de los arsenales nucleares

El Tratado sobre Fuerzas Nucleares Intermedias (el IFN, en inglés) fue el primer acuerdo que redujo los arsenales nucleares durante la guerra fría. Fue firmado por EE UU y la Unión Soviética el 8 de diciembre de 1987 en Washington.

El objetivo del tratado, de duración limitada, era la eliminación y la prohibición permanente de misiles estadounidenses y soviéticos de 500 a 5.500 kilómetros de alcance. En junio de 1991 se habían destruido 2.700 misiles.

La firma de este tratado ponía fin a la crisis de los euromisiles, que fue el detonante de una oleada de manifestaciones pacifistas en Europa en los ochenta. En 1976, los soviéticos desplegaron misiles de largo alcance, capaces de llegar a Londres o París. En 1979, la OTAN respondió con el despliegue de 464 misiles de crucero y 108 misiles Pershing 2. En 1985, poco después de la llegada de Mijaíl Gorbachov al poder, comenzó la negociación que desembocaría en el IFN.

ARMAS ESTRATÉGICAS - Límites a la capacidad nuclear de las potencias

El Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START, en sus siglas en inglés) fue concertado entre la Unión Soviética y EE UU en 1991 para autolimitar el número de misiles nucleares que poseía cada superpotencia. Su firma colocó la cooperación entre Washington y Moscú en un nivel desconocido desde la II Guerra Mundial.

Vencerá el 5 de diciembre de 2009 si las partes deciden no prorrogarlo, con lo que se perderán los mecanismos de control nuclear mutuo. Aparte de Rusia y Estados Unidos, en el tratado también participan tres Estados no nucleares: Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania.

El acuerdo fue firmado por George Bush y Mijaíl Gorbachov. Fue un pacto histórico de desarme por el que las dos superpotencias nucleares se comprometieron por primera vez a reducir de forma sustancial sus devastadores arsenales de misiles intercontinentales.

FUERZAS CONVENCIONALES - Menos carros de combate en Europa

El Tratado sobre Armas Convencionales (CFE, en sus siglas en inglés) está considerado uno de los elementos básicos para la seguridad en Europa. Este acuerdo, negociado en los últimos años de la guerra fría, limita el despliegue de armas en el Viejo Continente.

Fue firmado por 23 países en París en 1990. El objetivo era limitar el emplazamiento de cinco tipos de armamento (carros de combate, tanques, artillería, aviones y helicópteros) que la OTAN y el Pacto de Varsovia podían desplegar en la Europa continental.

La desaparición de la Unión Soviética hizo necesaria una revisión del tratado. Una nueva versión fue aprobada en 1999, con límites fijados por países (no bloques). Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán lo ratificaron, pero los países de la OTAN se han opuesto a hacerlo. Por ello, entre otros motivos, Rusia está en proceso de abandonar el pacto.

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