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11-M: caso cerrado

El fallo avala la investigación del juez y la policía

La sentencia confirma las pruebas de cargo, el suicidio de Leganés y que el ataque fue "de un 'comando yihadista"

Jorge A. Rodríguez

El tribunal no tiene dudas. Los siete suicidas de Leganés (más una octava persona sin identificar) fueron los autores materiales de la colocación de las bombas del 11-M y, junto a otros 14 procesados (incluido el absuelto Mohamed el Egipcio), pertenecían a "células o grupos terroristas de tipo yihadista", cuyo objetivo era el uso de la violencia para "derrocar los regímenes democráticos y eliminar la cultura de tradición cristiano-occidental".

El fallo destaca "el poco control" de la UCO sobre su confidente Zohuier
La actuación de Amena sobre los teléfonos del 11-M fue "irreprochable"
La custodia sobre la mochila de Vallecas y la Kangoo está "acreditada"
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La mentira, condenada

Los hechos probados de la sentencia acreditan esta tesis, sostenida durante tres años y medio, contra viento y marea, por los investigadores de la policía, del juez Juan del Olmo. El fallo avala la cuestionada investigación policial, da plena validez a las principales pruebas, respalda las pesquisas sobre el tráfico de explosivos desde Mina Conchita y no deja "duda racional alguna" sobre los sucesos de Leganés. La satisfacción policial era ayer más que evidente por el descrédito de la conspiración.

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El resumen de la sentencia leído por el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ya dejó claro que las pruebas no sólo son verdaderas, sino que todas están conectadas. Lo dijo así: "Los artefactos explosivos desactivados en el parque Azorín [la famosa mochila de Vallecas] y los neutralizados en El Pozo y Atocha son iguales. El detonador de la bomba del parque Azorín y los encontrados en la Renault Kangoo, en el desescombro de la calle Martín Gaite de Leganés y en el registro de la finca de Chinchón también lo son, y tienen idéntica procedencia". Lo que han sostenido siempre los Tedax, que gracias a las investigaciones de su ex jefe Juan Jesús Sánchez Manzano sobre los detonadores en las primeras horas llevó a Asturias y a mina Conchita, de donde procedía "toda o gran parte de la dinamita de los artefactos" que estallaron en los trenes y toda la hallada en Leganés. El tribunal destaca la posibilidad de que en los trenes estallase mezclada Goma 2 ECO y Goma 2 EC, aunque admite que no puede dar una marca exacta de lo que mató a 191 personas en los atentados.

Además, "el terminal que alimentaba y temporizaba el explosivo desactivado es igual a los otros vendidos por Bazar Top S. L. y la tarjeta encontrada dentro del móvil del artilugio desactivado está directamente relacionada con otras de un grupo de 30 vendidas a Jawal Mundo Telecom". Es decir, que pasaron por el locutorio de Jamal Zougam (condenado a 42.922 años como autor material). Él fue el primer detenido, el 13 de marzo, por los atentados y su arresto fue definido así en el juicio por el entonces comisario general de Información, Jesús de la Morena: "Es la mejor decisión que he tomado en mi vida".

La sentencia da plena validez a la actuación sobre la Renault Kangoo hallada el 11 de marzo en Alcalá de Henares y subraya "lo escrupuloso de la actuación policial", tanto en el lugar del hallazgo como en las dependencias policiales de Canillas. Por ello, alega que "la cadena de custodia está plenamente acreditada". En el mismo sentido se pronuncia sobre la mochila de Vallecas, de la que dice que es una prueba "auténtica", que "procedía de la estación de El Pozo" y que siempre estuvo bajo custodia. No obstante, califica de "extravagante periplo" los viajes que la mochila dio por Madrid, y los achaca a "un caso de descoordinación y mala transmisión de la información que debe corregirse en el futuro".

El tribunal avala el trabajo hecho a partir del 12 de marzo por el comisario jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativa (UCAO) de la policía, Enrique García Castaño, con la tarjeta y el teléfono de la mochila, y el del jefe de seguridad de Amena Domingo Ríos. De este ex comisario subraya que su actuación "fue irreprochable", entre otros motivos porque aceleró la llegada de la investigación a Asturias y pudo centrarla en Morata de Tajuña, el lugar en el que se habían montado las bombas.

La investigación de esas tarjetas, subraya el tribunal, fue la que llevó a Leganés mediante una pesquisa, descrita pormenorizadamente por el investigador Rafael Gómez Menor. Y sobre cómo se llegó al piso de los suicidas y sobre lo que realmente pasó allí, los tres magistrados no albergan "duda racional alguna". Es decir, fue localizado por pesquisas policiales, se rodeó a los terroristas y, cuando estaban cercados, se volaron por lo aires. En la explosión murió el geo Francisco Javier Torronteras.

La policía también sale respaldada por el total apoyo que da la sentencia a los informes que descartan la implicación de ETA en la matanza, que fueron encargados por el ya ex comisario general de Información Telesforo Rubio, y compilados por su mano derecha, José Cabanillas. Con esos informes, el tribunal se permite afirmar que la tesis alternativa de la posible presencia de ETA no tiene sentido.

El respaldo a la investigación policial contrasta con el varapalo que da al trabajo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, especialmente al alférez Trigos, llamado Víctor por el confidente -quien supuestamente controlaba al confidente Rafa Zouhier-, y también al instituto armado en Asturias. Así, destaca "el poco control de los controladores sobre el controlado". El tribunal dice que no le corresponde calificar la actuación de Víctor ni el que éste pidiera a un compañero de Asturias, Francisco Javier Jambrina, que destruyera un documento sobre Zouhier. El hecho es que, como subrayan Manuel Marlasca y Luis Rendueles en su libro Una historia del 11-M que no va a gustar a nadie, fue uno de los agentes que quiso "tapar sus errores previos a los atentados". Aún puede tener consecuencias penales.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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