José Durá: "Lo volvería a hacer; por encima de todo está la vida de las personas"
El 14 de julio de 2006, el pesquero Francisco y Catalina rescató a cien millas de Malta una embarcación en la que iban 51 inmigrantes subsaharianos, entre ellos ocho mujeres, dos de ellas embarazadas y una niña. Un año después, José Durá, patrón del pesquero, resume así la experiencia: "Lo volvería a hacer sin dudarlo; por encima de todo está la vida de las personas".
José Durá, de 42 años, casado y con tres hijos, recuerda con emoción el inicio de la aventura aquella mañana de julio. "No me creo lo que estoy viendo", exclamó el marinero, que nunca se había encontrado con una situación semejante pese a su dilatada experiencia en el mar. "Primero nos pidieron agua y comida, y durante varias horas estuvimos junto a ellos y se la dimos", cuenta José, "pero se echaba la noche encima y su embarcación, al acercarse a la nuestra, se había fracturado".
Pese a los ocho largos días que duraron las negociaciones hasta el desembarco en el puerto maltés de La Valeta, Durá rebosa ternura el evocar la epopeya: "Luego, contactamos con ellos y supimos que tenían trabajo y que se encontraban bien" explicó. A las pocas semanas del rescate, la tripulación viajó en autobús a Soria para recoger uno de los premios que les otorgaron, y pasó por Sigüenza. Sabían que algunos inmigrantes habían sido trasladados allí y los buscaron para interesarse por ellos. También tienen contacto frecuente con uno de los menores rescatados, acogido en un centro de Madrid. El pequeño oyó que iban a la capital a recoger otra distinción y pidió permiso para verlos. Durá alude a la dureza de la vida de estos inmigrantes, que les lleva a lanzarse al mar en embarcaciones inestables previo pago de cantidades abusivas: "Son personas que pasan hambre y temen por su seguridad. Les dicen que la travesía es segura y corta, y les cobran cerca de mil dólares por sacarlos de su país".
