Marruecos exhibe una lista de agravios mientras España intenta templar ánimos

La visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla no es el único motivo de agravio para Marruecos. Hay otros muchos. El presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, Fuad Alí Himma, los enumeró en una intervención en la noche del viernes al sábado en la televisión marroquí. Ayer, la comisión que preside convocó una sentada para el próximo lunes ante la embajada de España en Rabat para expresar su "indignación" por la visita real. Mientras, desde el Gobierno español, se responde a los reproches con mensajes conciliadores.

Himma no es un mero diputado. Era, hasta julio, el número dos de Interior y es, ante todo, el íntimo amigo del rey Mohamed VI. La prensa marroquí lo describe como el "brazo derecho" del soberano. "Cuando él habla expresa lo que piensa el monarca", asegura un diplomático marroquí. Himma habló ante las cámaras tras la reunión nocturna de la comisión que preside. Los diputados, dijo, "no se han sorprendido por el momento de la visita [de los Reyes], ni por el elegido por el juez español Baltasar Garzón para anunciar que perseguiría a personalidades marroquíes ni por las medidas que han padecido los marroquíes que residen en la periferia de Madrid". "Se enmarcan en la perspectiva de las elecciones en España", recalcó el hombre de confianza del monarca. El desplazamiento de Don Juan Carlos a Melilla coincide, para más inri, con el 32 aniversario de la Marcha Verde que organizó el rey Hassan II para conseguir que España le entregase el Sáhara Occidental.

La represión en la Cañada Real Galiana figura entre los reproches de Rabat

"¿Por qué no otra Marcha Verde?," pregunta un célebre diputado islamista

Himma aludía en televisión a la decisión de Garzón del martes de declararse competente para investigar un supuesto genocidio de saharauis y también a los cuatro marroquíes que resultaron, heridos el 18 de octubre en un enfrentamiento con las fuerzas del orden que intentaron desalojarles de la Cañada Real Galiana, el suburbio de Madrid donde residían. La retahíla de agravios expuestos por Himma recuerda el discurso que, el 31 de octubre de 2001, pronunció ante el Parlamento el ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa quien repasó las siete "ofensas" cometidas por España. La lista era entonces más larga y la crisis mucho más grave entre ambos países.Otra declaración dio también la impresión de retrotraer la relación años atrás. Un portavoz marroquí subrayó que, por ahora, no habrá ninguna reunión de alto nivel entre ambos gobiernos.

Taeib Fassi-Fihri, el actual ministro de Asuntos Exteriores marroquí, dedicó buena parte de su intervención parlamentaria a informar de las gestiones que la Embajada de Marruecos en Madrid había efectuado para aliviar la presión sobre los inmigrantes en la Cañada. El tema estrella de su comparecencia fue, sin embargo, el viaje real a las ciudades autónomas -el primero desde la instauración de la democracia- que tendrá lugar el lunes y martes próximos. Rabat empezó por protestar por escrito, pero el viernes, el rey Mohamed VI dio la orden de llamar a consultas a su embajador en España, Omar Azziman, que regresó anoche. El Parlamento marroquí celebrará el lunes por la tarde una sesión plenaria dedicada exclusivamente a debatir sobre la visita de los Reyes.

El ministro Fassi-Fihri aseguró que el viaje real era "totalmente inadmisible" e "inoportuno desde todos los puntos de vista". Al final, lo calificó como "una provocación dirigida al conjunto del pueblo marroquí que viola el espíritu del tratado de amistad firmado por ambos países" en 1991. La palabra "provocación" fue también pronunciada por Abdelila Benkiran, un influyente diputado islamista: "¿Por qué no otra Marcha Verde ahora sobre Ceuta y Melilla?", se preguntó después ante una cámara de Al Jazeera, recordando la conquista marroquí del Sáhara Occidental en 1975.

Mientras, el Gobierno y el PSOE siguieron lanzando los mismos mensajes apaciguadores que, lejos de producir el efecto deseado, irritan aún más a Rabat, que reprocha a sus interlocutores españoles optar por la "política del avestruz". El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, aseguró ayer ante los micrófonos de la Cadena SER que la visita de la pareja real española "no va contra nadie" y pidió calma. El secretario de organización del PSOE, José Blanco, se mostró esperanzado de que Rabat "comprenda" las "explicaciones" que se le dan desde España.Desde el Ejecutivo se recuerda que se trata de una visita del jefe del Estado a dos ciudades españolas aunque, por deferencia, se informó a Marruecos de su preparación antes de que se anunciara públicamente.

El titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, prolongó su estancia, el miércoles, en Marraquech -había acompañado allí a los Príncipes de Asturias- para reunirse con su homólogo y anticiparle el anuncio.Moratinos se quedó después otros tres días en visita privada en Marruecos para asistir en Essauira a un festival de música y arte andaluz financiado por la Junta de Andalucía.

En paralelo a la reacción oficial marroquí, varias asociaciones y pequeños partidos políticos anunciaron manifestaciones en las fronteras de Ceuta y Melilla y ante consulados de España. Por Internet circula incluso un llamamiento animando a boicotear los productos españoles.

Cuando, en 2006, el presidente Zapatero viajó a las ciudades autónomas, también se anunciaron protestas. Sólo unos 50 seguidores del pequeño Partido Liberal se concentraron finalmente a las puertas de Melilla.