_
_
_
_

El ex portavoz de Bush le acusa de obligarle a mentir en el 'caso Plame'

McClellan dio información falsa para exculpar a colaboradores del presidente

Yolanda Monge

Cuando parecía que el caso estaba cerrado y olvidado, el antiguo portavoz de la Casa Blanca Scott McClellan reabre uno de los capítulos más oscuros de la Administración de George W. Bush y culpa al propio presidente de EE UU y sus principales asesores de haberle proporcionado información falsa en el caso de la ex espía de la CIA Valerie Plame.

En un breve extracto de su libro de próxima publicación, McClellan se remonta a la conferencia de prensa que dio en 2003 y en la que garantizó a los periodistas presentes que los consejeros presidenciales Karl Rove y Lewis Scooter Libby no estaban relacionados con la filtración a los medios del nombre de la espía. "Sólo había un problema. Que no era verdad", escribe McClellan en el libro titulado Lo que pasó. Dentro de la Casa Blanca de Bush y lo que va mal en Washington, que no estará en la calle hasta el próximo abril, aunque ya se han adelantado sus aspectos más controvertidos.

Más información
Una mentira repetida, sin atenuantes

"Sin saberlo facilité información falsa", escribe McClellan, "y otros cinco altos cargos de la Administración tuvieron que ver con ello: Rove, Libby, el vicepresidente, el jefe de Gabinete y el mismo presidente".

Llegado desde Tejas junto a Bush, Scott McClellan formaba parte del íntimo círculo de hombres leales al presidente que le aconsejaban en su día a día. McClellan lidió con uno de los más comprometidos y difíciles periodos de la historia reciente norteamericana como portavoz ante la prensa. Pero el "sin comentarios" formaba parte de su lenguaje diario. Desde muy joven -hoy tiene 39 años- quedó fascinado con el ideario de Bush y su conservadurismo compasivo, lo que le llevó a servir bajo las órdenes del presidente durante siete años, tres de ellos como portavoz (entre 2003 y 2006).

El extracto colgado el pasado lunes en la página web de la editorial del libro es un pequeño avance. Y no entra en detalles de cómo Bush y Cheney estaban relacionados con la filtración o qué sucedió entre bambalinas. En el otoño de 2003, cuando las autoridades competentes investigaban cómo en julio había llegado a conocimiento de los medios de comunicación el nombre de la espía de la CIA (como supuesta represalia contra ella después de que su marido, el embajador Joe Wilson, negara que Sadam Husein intentaba comprar uranio para fabricar armas de destrucción masiva, lo que abrió la espita para la guerra de Irak), el portavoz de prensa aseguró que había hablado con Rove, conocido como "el cerebro de Bush" y su máximo asesor, y con Libby, jefe de Gabinete del vicepresidente. "Son buena gente, son miembros importantes del equipo de la Casa Blanca, y ésa es la razón por la que hablo con ellos, para luego poder venir aquí y deciros que no tienen nada que ver ", dijo entonces McClellan.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Son ya varias las fuentes que han señalado a Rove como el origen de la filtración del nombre de la agente para dejarla así al descubierto. Pero sólo hay una persona condenada por el caso Plame: Scooter Libby.

El pasado junio, Libby era encontrado culpable de perjurio y obstrucción a la justicia y se le imponía una pena de dos años y medio de cárcel y una multa de 250.000 dólares (168.000 euros). Pocas semanas después, el presidente de EE UU hacía uso de sus prerrogativas constitucionales e indultaba parcialmente a Libby, que antes de comenzar el juicio había dimitido de su cargo, para evitar que tuviera que ingresar en prisión.

Ahora el libro de Scott McClellan resucita el caso Plame. O al menos su debate y la búsqueda inconclusa de culpables.

Valerie Plame, ex agente de la CIA, en julio de 2006, de la mano de su marido, Joseph Wilson.
Valerie Plame, ex agente de la CIA, en julio de 2006, de la mano de su marido, Joseph Wilson.REUTERS

El párrafo acusador

"El dirigente más poderoso del mundo me había pedido que hablara en su nombre y ayudara a restaurar la credibilidad que había perdido por el fiasco de las armas de destrucción masiva en Irak. Así que me planté en la sala de prensa de la Casa Blanca durante dos semanas y exoneré públicamente a dos de los asesores más influyentes: Karl Rove y Scooter Libby. Pero había un problema. No era verdad. Había pasado información falsa sin saberlo. Y cinco de los funcionarios de mayor rango en la Administración estaban implicados: Rove, Libby, el vicepresidente, el jefe de gabinete del presidente y el propio presidente".

GEORGE BUSH

Miembro de una prominente familia republicana, fue elegido 43º presidente de EE UU en 2000 y 2004.

DICK CHENEY

Vicepresidente desde 2001, tras una larga trayectoria pública. Fue congresista y secretario de Defensa.

KARL ROVE

Principal asesor y estratega de Bush, dejó la Casa Blanca el pasado agosto. La fiscalía lo eximió en el caso Plame.

LEWIS LIBBY

Jefe de gabinete del vicepresidente Cheney, condenado por perjurio y obstrucción a la justicia en el caso Plame.

ANDREW CARD

Procedente del equipo de George Bush padre, fue jefe de gabinete del actual presidente hasta abril de 2006.

SCOTT McCLELLAN

Jefe de prensa de la Casa Blanca entre 2003 y 2006. Trabajó con Bush desde su época como gobernador de Tejas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_