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García-Gasco, cardenal por su conservadurismo moral

Benedicto XVI entregó ayer el birrete rojo a 23 nuevos cardenales, tres de ellos españoles: Agustín García-Gasco, arzobispo de Valencia; Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona; y el erudito jesuita Urbano Navarrete, jubilado y sin voto en cónclave. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, asistió a la ceremonia y se entrevistó con Tarsicio Bertone, secretario de Estado y "número dos" del Vaticano. Fuentes diplomáticas comentaron después que las relaciones entre España y la Santa Sede atraviesan "un momento muy positivo, sin contenciosos".

El arzobispo de Valencia ve recompensada su defensa de la familia

El Gobierno intenta mantener unas relaciones fluidas con la cúpula vaticana para compensar los roces con los obispos españoles. La presencia de la vicepresidenta en la delegación oficial resultaba jerárquicamente normal, ya que estaban también la presidenta de la República Irlandesa, Mary McAleese; del vicepresidente del Gobierno italiano, Francesco Rutelli y la titular de Defensa de Francia, Michèlle Alliot-Marie. Pero suponía también un nuevo gesto de acercamiento. En marzo de 2006, ya aprovechó el anterior nombramiento de cardenales españoles para reunirse con el entonces secretario de Estado, Angelo Sodano, y asumir personalmente la tarea de recomponer una relación muy crispada desde la legalización del matrimonio homosexual en España.

Agustín García-Gasco, arzobispo de Valencia y nuevo cardenal, encarnaba las dificultades para el entendimiento entre la jerarquía católica y el Gobierno socialista. García-Gasco es muy estimado por Benedicto XVI, que valora su intransigencia en la defensa de la familia y la eficaz organización del viaje papal a Valencia el año pasado, que contó con el apoyo incondicional del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ayer presentes en Roma. García-Gasco llamó ayer a los cristianos a "afrontar la ola de laicismo radical" en España con hechos mas que con palabras.

El nuevo cardenal que dirige la diócesis de Valencia ha estado al frente de las críticas episcopales a la política de Zapatero: acusó al Gobierno de traicionar a los muertos al negociar con ETA, de romper España con el Estatuto catalán y de vulnerar la Constitución al crear la asignatura de Educación para la Ciudadanía. García-Gasco forma parte de la corriente que católica que se considera víctima de una persecución. Curiosamente en una diócesis, la de Valencia, donde las instituciones del PP llevan más de una década dispensando un trato de privilegio al recién nombrado cardenal. El discurso del Papa durante la entrega de birretes se centró en la relevancia religiosa del acto. Benedicto XVI incluyó entre los nuevos cardenales al Patriarca de Babilonia (Bagdad), Emanuel III Delly, de la iglesia caldea. El Papa insistió en la necesidad de pacificar Irak y recordó a los purpurados que el rojo de su atuendo significaba que debían estar dispuestos a derramar su sangre por la fe cristiana. En su campaña para recuperar la pasada solemnidad de los ritos católicos, Benedicto XVI vistió una mitra de Pio IX, el Papa que prohibió a los italianos participar en elecciones democráticas.

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