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Un evidente reparto de papeles

Carlos E. Cué

En todos los partidos hay un reparto de papeles. El líder se reserva la parte más amable y siempre tiene a un segundo para lo que los militantes definen como dar caña. Pero nunca ha sido tan evidente ese reparto en el PP como en esta última fase de la legislatura, cuando se acercan las elecciones.

Rajoy se centra en las iniciativas positivas, habla de economía, promete bajar los impuestos, evita acudir a la manifestación de la AVT y deja en segundo plano el asunto del diálogo con ETA, que centró su discurso hasta el verano. Mientras, sus segundos, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, sí acuden a la manifestación y hablan de ETA.

En el Congreso, el esquema es similar. En la sesión de los miércoles, Rajoy pregunta sistemáticamente por asuntos económicos o debate sobre su propuesta fiscal, como sucedió la semana pasada. Mientras, sus segundos vuelven una y otra vez al asunto de la negociación con ETA. Y los martes, cuando el protagonismo no es de Rajoy -que no suele acudir- el grupo del PP prepara iniciativas sobre el asunto que ha centrado su oposición. La semana pasada propusieron, sin éxito porque se quedaron solos, recuperar las penas de cárcel para quien convoque un referéndum ilegal, una reforma pensada contra la amenaza del lehendakari. Y hoy, el PP lleva al Congreso una propuesta para derogar la resolución de 2005, que autorizaba al Gobierno a dialogar con ETA siempre que ésta dejara las armas. El PP, presumiblemente, se volverá a quedar solo, pero su electorado más fiel habrá tenido una nueva dosis de reafirmación de posiciones.

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