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La lucha contra el terrorismo

PSOE y PP admiten que la ciudadanía no ha creído en su unidad repentina

Acebes y Zaplana se manifiestan con la AVT y vuelven a atacar al Gobierno

El mal sabor de boca por la división y la escasísima participación que protagonizaron el martes la primera protesta unitaria contra ETA desde 2003 concentró ayer las reflexiones de los políticos. Por una vez, tanto los dirigentes del PSOE como del PP consultados coincidían en un diagnóstico, aunque discrepaban en el culpable de la enfermedad. En privado, todos asumen una idea: los ciudadanos no se han creído la unidad repentina y aparente -que ayer comenzó a resquebrajarse con los ataques del PP- lograda por los dos grandes partidos. En público, el PP culpa del fracaso de la convocatoria al Gobierno, y el PSOE evita cualquier polémica. "No le vamos a dar ninguna razón [al PP] para que rompa la unidad que hemos conseguido. "Vamos a tratar de intentar que [la unidad] se mantenga por encima de cualquier otra cosa", señaló José Blanco, número dos del PSOE.

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A esta incredulidad de los ciudadanos en la unidad formal de los políticos se suma, según admiten socialistas y populares, la escasa movilización que realizaron los dos partidos y los propios sindicatos, la fecha -un martes a las siete de la tarde, horario difícil para los trabajadores-, el escaso plazo con el que fue convocada y, sobre todo, la enorme brecha abierta entre el PSOE y el PP en estos cuatro años, que hace que a ninguno de los simpatizantes de uno y otro partido les apetezca manifestarse juntos.

Tanto Blanco, como Óscar López, secretario ejecutivo del PSOE, o Diego López Garrido, portavoz parlamentario, sentenciaron que es preferible una concentración minoritaria pero unitaria "a una manifestación partidista de un millón". Pero quien no puso paños calientes a la escasa respuesta ciudadana fue el líder de IU, Gaspar Llamazares. "Se ha puesto de manifiesto la fragilidad de esa unidad y la profundidad de la división y hay que lamentar que los ciudadanos hayan salido más a la calle cuando era para confrontar con otro". Llamazares cree que aunque sea "flor de un día", hay que "mimar" este atisbo de unidad. Otros dirigentes, como Íñigo Urkullu, el nuevo presidente del PNV, relacionaron la escasa asistencia a la concentración con la distancia entre la calle y la política. "Puede ser una muestra de insatisfacción y desapego de los ciudadanos con los políticos, y con los rifirrafes en la utilización del sufrimiento de las víctimas", explicó.

Mientras se producían estos análisis más generales, el PP volvía a la carga contra el Gobierno por su política antiterrorista y mostraba cuán frágil es esa unidad. "Mientras no se retome el camino de la política de firmeza máxima sin resquicios de hace cuatro años no estaremos en la buena dirección", dijo Ignacio Astarloa. "El PP hizo lo que tenía que hacer. El que faltó es el presidente del Gobierno. Si no está uno de los principales convocantes, ¿cómo van a asistir los convocados?", insistió Ángel Acebes. "La gente duda de la sinceridad del Gobierno en su voluntad inequívoca de derrotar al terrorismo", sentenció Eduardo Zaplana.

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