_
_
_
_
_
Entrevista:PEDRO SOLBES

"La idea es no aumentar la presión fiscal, y, si es posible, rebajar impuestos"

Pedro Solbes no cree que haya nacido para ministro de Economía, y seguir cuatro años más en el puesto se le hace un poco cuesta arriba. Pero su vocación de servicio público le puede, más ahora que el panorama económico pinta algo más feo. No le ha impuesto condiciones a Zapatero para seguir, pero sí le ha dejado claro que las decisiones económicas no deben improvisarse. El vicepresidente (Pinoso, Alicante, 1942) adelanta que el Gobierno elevará el mínimo exento del impuesto sobre la renta si hay margen para ello. Solbes participa hoy en la presentación de las primeras propuestas económicas del PSOE de cara a las elecciones.

"Seguir ha sido una decisión con muchas contradicciones internas"
"Ha habido algunas decisiones que hemos conocido demasiado tarde"
Más información
Economía aboga por mantener el Impuesto de Sucesiones

Pregunta. Usted ha dado a entender durante bastante tiempo que se retiraría al acabar la legislatura. ¿Qué le ha hecho seguir?

Respuesta. Siempre dije que mi compromiso con el presidente era de una legislatura y que tras las elecciones tendría que ver si el presidente me hacía una oferta y en ese caso ya veríamos. Es verdad que siempre añadía que a los 65 años un compromiso para un periodo adicional, habría que pensarlo muy bien. ¿Qué ha influido en mi decisión? Posiblemente, ver un contexto económico algo variable y pensar que mi aportación puede ser positiva. Seguir ha sido una decisión con muchas contradicciones internas. No hay que jubilarse demasiado pronto, pero tampoco hay por qué jubilarse como vicepresidente del Gobierno.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. ¿Le han presionado mucho para quedarse?

R. La respuesta es difícil. Digamos que me han presionado lo suficiente para quedarme.

P. ¿Sólo el presidente o más gente?

R. Ha habido mucha gente próxima a mí con la que he comentado las ventajas e inconvenientes. Más que presión hablaría de comentarios, discusiones.

P. ¿También desde el ámbito empresarial?

R. Tengo muchos amigos en el mundo empresarial y es verdad que más de un empresario me ha hecho referencia a su deseo de que me quedara.

P. ¿Qué le parece que el presidente haya recurrido a usted como reclamo electoral?

R. No me siento reclamo electoral. Me siento más bien alguien que va a apoyar un proyecto. Estar de número dos por Madrid supone mayor responsabilidad, pero también da mayor margen de maniobra.

P. ¿Ha habido algún comentario decisivo para convencerle?

R. No. Ha habido bastantes conversaciones en las últimas semanas, y en la legislatura. Después del verano, además, ha habido cierto cambio en la tendencia económica internacional. Estamos ante una situación de mayor complejidad.

P. ¿El presidente usó ese argumento para convencerle?

R. Ése es del que menos necesitaba usar, porque es el que yo tenía más claro.

P. ¿Ha aceptado con algunas condiciones?

R. Al presidente no se le ponen condiciones. Aceptas, o no. Lo que he hecho es ponerle de relieve las cosas mejorables. Lo que más me importa es la necesidad total de que las decisiones de importancia económica se realicen con su tiempo, dispongamos de la información precisa, que pasen por Comisión Delegada, si así lo requieren.

P. ¿No ha sido así en esta legislatura?

R. En algunos casos ha habido decisiones que han llegado a nuestro conocimiento demasiado tarde, muchas veces sin posibilidad de estudiarlas con la profundidad necesaria. Eso da lugar siempre a cierta frustración, incluso aunque aceptes las decisiones que se plantean en esas circunstancias. Lo que pretendo es que los temas se debatan con más tiempo y profundidad.

P. ¿Estaba en contra de las medidas sobre natalidad?

R. Son medidas que las toma el Gobierno y acepto disciplinadamente la decisión de un órgano al que pertenezco. Pero las medidas aprobadas no son exactamente las que yo defendía. Opinaba que algunos objetivos se podían lograr de modo más eficiente con otras medidas.

P. ¿Con qué ministro ha tenido más choques a la hora de hacer los presupuestos o de tomar medidas? ¿Con Caldera?

R. No voy a comentar temas del Consejo de Ministros. Este ministerio tiene una función de control. Los otros ministros están nombrados para gestionar sus presupuestos y hacer cosas. Las ambiciones suelen ser siempre superiores a los recursos disponibles. Somos el Pepito Grillo de todos los ministerios.

P. Usted ha formado parte de gobiernos de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero. ¿En qué se diferencian?

R. Voy a responder de una forma muy indirecta: noto la diferencia entre un presidente que pertenece a tu generación y un presidente de una generación 20 años más joven. Los enfoques, las percepciones, los problemas se ven de forma distinta. No los percibíamos de la misma forma los que habíamos vivido la transición política y el franquismo, ni siquiera en la economía. Yo viví el intervencionismo total sobre la vida económica y soy consciente de los inconvenientes porque los he vivido. Hoy tenemos una sociedad radicalmente diferente.

P. ¿Se ha sentido incómodo con el debate territorial?

R. Todos en nuestras profesiones nos encontramos incómodos a veces. En el debate territorial, me han preocupado los temas de procedimiento. En los de fondo, hay algunos discutibles, pero tengo una concepción abierta de una sociedad moderna, con un alto nivel de descentralización en la toma de decisiones. Eso exige a la vez elementos de coordinación muy importantes, como he visto en Bruselas.

P. ¿Qué le parece la actitud del PP en este proceso?

R. La estrategia de acoso permanente que se aplicó con Felipe González a partir de 1993 se consideró por el PP como un éxito que le permitió llegar al poder y ha intentado repetirlo. Ha ido demasiado lejos en algunos temas, complicando el debate político a niveles que seguramente no eran necesarios.

P. ¿Ha cometido también el Gobierno algún error en ese sentido que se lo haya facilitado?

R. Todos cometemos errores todos los días. Seguramente todo es mejorable, pero la tensión que hemos vivido estos años ha sido muy fuerte.

P. De cara al futuro, ¿hay margen para más rebajas fiscales?

R. Hemos hecho una reforma fiscal que en el IRPF ha supuesto un sistema mucho más equitativo. Además, frente al modelo del PP, que consistía en no llevar a cabo deflactaciones de la tarifa o de los impuestos en un periodo y luego acumular todo eso y presentarlo como una gran reforma fiscal con rebaja de tipos, nosotros hemos ido deflactando la tarifa. En Sociedades, hemos hecho la primera rebaja de tipos de la historia del impuesto. Para el futuro, la idea fundamental es no aumentar la presión fiscal y ver si con un sistema progresivo, el mayor crecimiento permite lograr más ingresos que permitan rebajar los impuestos y financiar los proyectos que consideramos prioritarios. Yo no creo en la curva de Laffer

[que dice que se recauda más cuanto más bajan los impuestos]. Ya se ve que hasta sus defensores dicen que no llega hasta el final, cosa que ya se ve clara porque con un tipo cero la recaudación es cero. Sí puede que un exceso de presión fiscal evite una actuación mayor del sector privado.

P. Pero de hecho la presión fiscal ha subido en estos años.

R. Muy poquito. Se toman datos de 2006 que no reflejan las rebajas fiscales en el IRPF y en Sociedades. Cuando haya cifras del fin del periodo va a aumentar menos, y sólo en todo caso como consecuencia del aumento de ingresos por la mayor riqueza generada y el mayor nivel de renta, dada la progresividad de algunos impuestos.

P. ¿Qué le parece la oferta del PP de eximir del IRPF las rentas de menos de 16.000 euros?

R. Lo que sigo sin oír es cuánto calculan que vale y cómo lo van a financiar. Hay dos tesis alternativas. Si el que gane hasta 15.999 euros no paga nada y el que gane 16.001 lo paga todo como hasta ahora, eso cuesta unos 5.000 millones. Es una cifra importante, y es conveniente que se diga de dónde sale porque debe ser menos gasto o incrementos de ingreso de otro tipo. A esos niveles, yo no creo en la idea de que los ingresos se generarán como consecuencia de la rebaja de impuesto. Pero, además, esa fórmula es tremendamente injusta. La fórmula justa no es que todos los que no ganen 16.000 euros paguen cero y el que los gane lo pague todo, sino que todo el mundo tenga un mínimo exento hasta 16.000 euros. Eso supone 25.000 millones. Para que tengamos un orden de magnitudes, el dinero del que disponen los ministerios para el gasto en términos anuales es de unos 60.000 millones. Y si no me creo que salgan 5.000 millones simplemente del efecto Laffer, los 25.000 no me salen de ninguna forma.

P. ¿Piensan aumentar ustedes el mínimo exento del impuesto sobre la renta?

R. Si hay margen, o creamos margen para aumentar el mínimo exento, lo aumentaremos.

P. ¿Qué opina de la propuesta del PP de aumentar 150 euros las pensiones mínimas?

R. Es otra variante de lo que venimos haciendo desde el principio de la legislatura. No es especialmente novedoso.

P. Usted se manifestó en contra de suprimir el impuesto sobre el patrimonio y compensar a las comunidades. ¿Se sintió desautorizado cuando el presidente prometió su supresión?

R. No, ese tema lo hemos discutido durante un cierto tiempo. En un momento dado se produce una demanda de algunas comunidades y particulares para que el Estado baje el impuesto. Yo digo que a mí me parece bien, pero no comparto en ese momento la idea de que lo bajen las comunidades autónomas para que se lo pague el Estado. Ante la posibilidad de que el tratamiento acabe siendo distinto en unas comunidades y otras, y dado que tenemos pendiente el tema de la financiación autonómica, se plantea que pueda suprimirse con compensación. Se ha tomado la decisión, y tiene ventajas desde el punto de vista formal. Es un impuesto que ha ido ampliando su aplicación hacia las clases medias y su recaudación tampoco es tan significativa. La pregunta era ¿vale la pena mantener la obligación para tanta gente con unos resultados económicos no especialmente significativos? Es un debate con posiciones a favor y en contra, pero yo no me encuentro incómodo con la decisión que se ha adoptado, en absoluto.

P. ¿Se podrán hacer menos cosas la próxima legislatura por los nubarrones económicos?

R. El crecimiento en estos últimos años ha sido muy alto y es normal que pueda ser algo menor, pero estamos hablando del entorno del 3%, lo que sigue siendo positivo y un punto por encima de la media de la Unión Europea. La adaptación se está produciendo ya sin grandes cambios. Creo que podemos estar bastante tranquilos pese a los precios del petróleo o las turbulencias financieras. Otra cosa es cuando se empiezan a hacer hipótesis de escenarios de riesgo. ¿Y si las turbulencias financieras acentúan los problemas de restricción del crédito? ¿Y si hay problemas adicionales y el petróleo se dispara? Si pasa eso, ya veremos qué efecto tiene.

P. En realidad, las previsiones de la Comisión Europea dicen que España crecerá menos que la media europea en 2009 por primera vez en 15 años.

R. Creceremos claramente más que la zona euro y que el conjunto de Europa en 2008. En 2009, creceríamos al 2,3% y la zona euro al 2,1%, según sus previsiones. En la UE a 27, mezclamos churras con merinas, esto es, países con características muy distintas. Los países de reciente adhesión tienen lógicamente crecimientos muy altos y, con todo, la previsión es del 2,4% para la UE-27 frente al 2,3% de España. Nuestro crecimiento sigue siendo mayor que el de la zona euro, que es la que más nos interesa.

P. Los promotores advierten de que la menor construcción de vivienda puede costar medio millón de empleos en dos años.

R. Yo entiendo los alegatos de los promotores, que son alegatos de parte. Ya veníamos diciendo que íbamos a una economía con más industria, con más servicios y un poquito menos de construcción, y que sea mucho más productiva, más eficiente. Lo que no es realista es querer estar creciendo al 4% con el mismo modelo.

P. El Euríbor se ha disparado y la inflación también.

R. La afirmación de que el Euríbor ha tocado techo sigue siendo válida. Eso es compatible con que por problemas de liquidez, ante el cierre de fin de año, ahora se haya ido un poco para arriba. Pero hay que esperar cierta bajada del Euríbor más que una subida. Con respecto a la inflación, hemos estado por encima de la situación actual en noviembre de 2000, en junio de 2002 y en 2005, con precios del petróleo que eran mucho más bajos. Ha habido un repunte, pero ha sido en toda Europa. El 4,1% no es buena cifra, no estamos cómodos, pero tampoco es anormal. La inflación media del año tampoco es especialmente alta y en la subyacente estamos por debajo de la de 2001 o 2002. Por tanto, se exagera mucho cuando se plantea la inflación como el grave y enorme problema que tiene España. Es importante, y no voy a quitarle esa relevancia, pero estoy convencido de que la inflación va a caer en 2008.

P. ¿Aceptó bien la norma del Estatuto que condiciona las inversiones en Cataluña?

R. Por definición, las inversiones del Estado corresponden fijarlas a los Presupuestos del Estado. Por eso siempre pensé que era mejor un acuerdo más político y menos formal que el estatutario. Aunque tomemos el Estatuto como una obligación del Gobierno, al final es el Parlamento el que fija las inversiones del Presupuesto. No discuto la razón por la cual se ha buscado un compromiso con Cataluña a siete años; es más, la defiendo. Mi preocupación es más la cuestión formal.

P. ¿Qué líneas generales ve para la financiación autonómica la próxima legislatura?

R. La población debe seguir jugando un papel importante. Y si se avanza con mayor cesión de impuestos debe haber mayor corresponsabilidad fiscal.

P. ¿Le ha sorprendido el fichaje de Rato por Lazard?

R. Él dijo que volvía a temas privados y que no quería volver a cosas públicas. En mi opinión, era bastante posible que trabajase para alguna empresa que no tuviera su base fundamental en España para evitar otro tipo de comentarios y críticas. Es una decisión personal que respeto.

P. ¿Cree que podría volver en un futuro a la política?

R. No voy a entrar en esos temas, no lo sé, no tengo la menor idea. A mí me gustaría no dedicarme a la política, y estoy en ella. Las circunstancias son muy variables.

El vicepresidente segundo, Pedro Solbes, durante la entrevista, en el Ministerio de Economía.
El vicepresidente segundo, Pedro Solbes, durante la entrevista, en el Ministerio de Economía.ULY MARTÍN
El ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes.
El ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes.ULY MARTÍN

"Llegué a esto de casualidad"

P. El presidente del Gobierno dejó claro a finales de noviembre que quería seguir contando con Pedro Solbes como ministro de Economía en un segundo mandato. Solbes "ha nacido para esto", dijo Zapatero.R. No, yo no he nacido para esto. Yo llegué a esto por casualidad. Soy un funcionario público que se encuentra con la política. Los 15 primeros años de mi vida profesional los dediqué al comercio exterior, en España y Bruselas. Después, por una casualidad aparezco en Economía como secretario general técnico en 1982 y empiezo a ver los temas públicos de forma más global. Mi primer salto hacia la verdadera vida política fue cuando paso a ser secretario de Estado de Asuntos Europeos, con Francisco Fernández Ordóñez, que para mí, que había negociado la adhesión desde el principio, era un reto muy atractivo. Terminada la primera presidencia española, en 1989, mi idea era dedicarme a otras cosas. Pero Felipe González me engañó y me pidió que fuese ministro de Agricultura y me encontré metido totalmente en la política. Luego, fui ministro de Economía en 1993, en un momento de mucha crisis. En 1996 acepté, no sé si fue un error, ir por primera vez en las listas por mi tierra, Alicante. Después, fui a la Comisión Europea, nombrado por el Gobierno del PP a propuesta de Joaquín Almunia. Y luego, no sé si una vez más cometí el error de aceptar venir a esta casa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_