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Columna
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Rebajas fiscales: efectos colaterales

Vivimos tiempos de rebajas fiscales. Presionado por el PP, el propio PSOE se ha convertido en adalid de reducciones fiscales en los impuestos directos, contribuyendo activamente a construir un marco interpretativo que permita justificar y fundamentar la labor. Cierto es que no todo el PSOE está de acuerdo con una estrategia cuyo núcleo de asesores parece encontrarse en la Moncloa. Pero la realidad es que el que más manda, Rodríguez Zapatero, la ha asumido como propia.

Observando con atención, se discierne una pauta común a todos los casos. Primero, se busca un tributo bien visible para colectivos más o menos amplios de votantes. Segundo, se aísla el impuesto de los demás, olvidando que en todos los sistemas vivos, incluido el fiscal, existen equilibrios e interrelaciones. Tercero, se recopilan argumentos a favor de la rebaja o supresión del impuesto. Y cuarto, se construye un discurso que amplifica la relevancia de esos argumentos favorables y trata de ocultar los desfavorables.

Los impuestos sobre la riqueza sirven para hacer un poco más justo el sistema tributario
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Creo que este esquema explica razonablemente bien lo que ha ocurrido o está ocurriendo con el impuesto sobre actividades económicas, el impuesto sobre sucesiones, la tributación del capital en el IRPF o el impuesto sobre patrimonio. Centremos la atención en este último.

Tanto Rajoy como Zapatero han prometido su eliminación en la próxima legislatura, con el mismo argumentario: es un tributo desfasado; no existe en otros países del entorno; la elusión fiscal hace que recaiga sobre las clases medias; hay que evitar la competencia fiscal entre Comunidades Autónomas; la recaudación es pequeña; es un tributo confiscatorio... Para todos y cada uno de esos argumentos existen respuestas razonables que, en conjunto, avalarían una reforma pero no la supresión de la figura. Sin embargo, no se mentan. Es más: se intenta trasladar la idea de que el ciudadano mediano va a beneficiarse sustancialmente; igual que ha ocurrido en el impuesto sobre sucesiones.

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Pero la realidad muestra que no es así. Con todos los defectos (corregibles) de los impuestos sobre la riqueza, son figuras altamente progresivas y que contribuyen marginalmente a la redistribución social. Aun más. Dada la actual desfiscalización de las rentas de capital en el IRPF, sirven para hacer un poco más justo el sistema. Es la referida interrelación existente entre figuras tributarias.

Un ejemplo numérico servirá para ponerlo de relieve. Si eliminamos el impuesto sobre el patrimonio y el impuesto sobre sucesiones, una persona que herede 10 millones de euros de una tía lejana y los ingrese en una caja de ahorros no pagará nada el año que reciba la herencia. A partir de entonces, pagará el 18% sobre los intereses que vaya percibiendo, que serán no menos de 400.000 euros anuales brutos. Comparemos con otro ciudadano, sin parientes acaudalados y que trabaja de sol a sol para completar 50 horas semanales. Supongamos que a final de año alcanza unos ingresos brutos equivalentes a la décima parte: 40.000 euros. Pero llegará a pagar el 27% o más en su IRPF. A esta situación nos está llevando la progresiva desfiscalización de la riqueza y sus rendimientos.

¿Cuál es la posición de la actual Xunta de Galicia a este respecto? Activa y firme en el caso del impuesto sobre sucesiones. Pasiva y acomodaticia en el de patrimonio. Frente a las fuertes presiones de algunos medios de comunicación y organizaciones, la Xunta ha resistido, descartando la supresión del tributo que grava las herencias y promoviendo una reforma efectivamente necesaria. Por el contrario, la sorpresiva eliminación del impuesto sobre patrimonio propuesta por Zapatero ha sido saludada con excesiva precipitación.

Creo que el PSdeG tiene ante sí una buena oportunidad de hacerse oír en el seno federal del partido si fuese capaz de proponer una reforma razonable del impuesto que evitase su eliminación. Es verdad que la ha prometido el presidente del gobierno. Pero Zapatero también prometió en la anterior precampaña aquello del Estatut catalán y luego pasó lo que pasó. Desde luego, ayudaría que la voz progresista del BNG se dejará oír en este debate fiscal. http://webs.uvigo.es/slagop

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