Las fuerzas de seguridad buscan a otros dos miembros del grupo, que actuaba desde 2001
Fue el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el primero que empleó el plural en su comparecencia del lunes para referirse a las personas que podían formar el comando de ETA que ha sido parcialmente desarticulado el domingo en Mondragón con el arresto de Igor Portu Juanena y Martín Sarasola Yazabal. De hecho, las fuerzas de seguridad del Estado buscan a otros dos supuestos integrantes de este grupo que se ha dedicado en los últimos seis años a trasladar armas y material explosivo. Fuentes de la investigación citadas por Vasco Press indicaron que en una primera etapa también habían actuado como mugalaris, los que ayudan a otros etarras a pasar la frontera.
El hecho de que Portu y Sarasola portaran en el momento de su arresto sendos revólveres Smith&Wesson -provenientes de la partida robada por ETA en octubre de 2006 en Vauvert (Francia)- protegidos por un plástico que habían sido retirados de un zulo recientemente y que, además, llevaran el croquis que ha permitido el hallazgo del material explosivo en Sabiñánigo, aclara en parte su papel dentro del grupo: mover el material explosivo y las armas que posteriormente serían repartidas a los comandos operativos.
"La línea que separaba antes la logística y el aparato militar ya no es tan clara ahora", señalan fuentes de la investigación, que atribuyen los cambios en la forma de actuar de ETA a su "obsesión por su seguridad". De hecho, la detención del etarra Gorka Lupiáñez, armado también con un revólver, el 6 de diciembre reveló que su cometido era montar una red logística para servir directamente a los etarras que ya están en Euskadi.
El lugar elegido por ETA en Sabiñánigo para esconder el material, un pinar despoblado a tan solo 10 kilómetros de la carretera N-330, que llega hasta la frontera francesa, hace sospechar que el explosivo llegaba del país vecino para luego ser repartido en el País Vasco y Navarra.