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Periodistas y guerras

También la política es un juego criminal del que es preferible ser sólo espectadores. El sueco Leif GW Persson (1956), profesor de policías y asesor de ministros, fabula sobre los servicios de seguridad del Estado en Entre la promesa del verano y el frío del invierno. El declive del Estado del bienestar 1. Un periodista americano se tira por la ventana de una habitación de Estocolmo donde escribía sobre un espía que se pasó a los rusos. Son los últimos años de guerra fría, y se prepara el asesinato en febrero del primer ministro, a la salida de un cine, exactamente en las mismas circunstancias en que la historia dice que murió Olof Palme, en 1986. Los jefes de la policía sueca deliberan sobre lo sucedido en el mismo instante en que lo hace la CIA, en Langley, 7.000 kilómetros al oeste, prueba, según el minucioso Persson, de lo pequeño que es el mundo. Veinte años antes de que muriera Palme, Maj Sjöwall (1935) y Per Wahlöö (1926-1975) publicaban El hombre que se esfumó, ahora recuperada, donde el inspector Martin Beck seguía las huellas de un experto en Europa del Este, periodista perdido en Budapest. ¿Se trata de un caso de espionaje internacional? La clave está en Estocolmo. Ponen una película de James Bond en los cines, y lo que Beck descubre es la mala vida de todos los días, un mal momento, una manera de vivir en habitaciones poco ventiladas. Sjöwall y Wahlöö enfriaban la guerra fría en vez de caldearla, así que quizá hayan dejado de ser inspiradores de la nueva novela criminal, como los consideró Henning Mankell.

Viernes de sangre, del periodista experto en terrorismo internacional Jacques Kaufmann (París, 1945), empieza con la entrevista en Yemen entre el reportero Philippe Olazza, nieto de un profesor español exiliado, y un fanático musulmán aspirante a califa, "con el rostro desfigurado por horribles cicatrices" (el musulmán chino de El primer ciudadano, de Oakes, estaba horriblemente picado de viruelas). Avisa Abu Bakr, hijo de tendero, de la guerra santa contra Europa, pero la agencia de noticias occidental adapta la información a un "discurso islámicamente correcto". El mundo es uno, y vamos de Yemen a Perú, a Francia, a Chile, a Marruecos, a Melilla, "localización ideal como base para operaciones terroristas en Europa". Las fronteras europeas son vulnerables, coladero del peligro islámico. Se preparan, si la Guardia Civil no lo impide, atentados con armas químicas en Madrid, en Sevilla, durante la Semana Santa, para golpear uno de los símbolos de Occidente, según Kaufmann.

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