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El jefe de policía culpa a los ciudadanos de los robos por no cerrar las ventanas

Barón dice que los asaltos bajarían un 50% si los vecinos fueran más precavidos

Soledad Alcaide

"Simplemente con cerrar las puertas y dejar las ventanas cerradas descenderían en más del 50% los robos en las viviendas, que se ejercen sin violencia". Es la solución que ayer ofreció para reducir estos delitos el jefe superior de policía, Enrique Barón, que agregó que los responsables policiales lo han repetido hasta la saciedad. Es decir, que los ciudadanos tienen la culpa de que alguien viole su domicilio si están con la ventana abierta.

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Las declaraciones las hizo en un acto junto a la delegada del Gobierno, Soledad Mestre, en el que ésta hizo un balance triunfalista sobre la criminalidad en la región, pese a que la tasa de delitos y faltas subió 4,2 puntos entre 2006 y 2007. Las estadísticas de la capital se presentarán en una posterior convocatoria.

Respondía Barón a la pregunta de por qué ha subido seis décimas la tasa de infracciones penales más graves en el último año. Se trata de la tasa que corresponde a los delitos que más alarma social causan y que incluye los homicidios, robos con violencia e intimidación (los que se cometen ejerciendo agresión física y amenazas contra personas), robos con fuerza en las cosas (en los que se ejerce violencia en las barreras que separan al ladrón de los objetos de valor), robos y sustracción de vehículos. Si se situó en 29,3 delitos por cada 1.000 habitantes en 2006, el año siguiente llegaron a 29,9.

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Según el jefe superior, "todas estas modalidades bajan ligeramente", pero lo que repuntan son los robos con fuerza en las viviendas (cuando se asaltan domicilios para robar). Aunque no ofreció en ese momento las cifras, en las que después proporcionó la Delegación se observa una subida de 2,3 décimas. Si en 2006 hubo 14,20 robos con fuerza en las viviendas por cada 10.000 habitantes, llegó a 16,50 en 2007. Barón aseguró que estos últimos delitos suponen más de la mitad de los robos en general, que fueron el año pasado 156,9 por cada 10.000 habitantes. Sin embargo, no llegan ni a una décima parte.

El jefe superior de policía abundó en que los "procedimientos habituales" en este tipo de robos se producen por dos métodos, el denominado resbalón y escalo. "Hay bandas originarias de los países del Este que están especializadas en introducir un trozo de plástico y abrir la puerta", explicó Barón sobre el primero de los métodos. Para prevenirlo, hizo hincapié en que los ciudadanos deberían cerrar las puertas con llave. El método del escalo consiste en acceder a los pisos por fuera. "Suben a los primeros pisos, cuando hay obras, que no tienen vigilancia, o se suben al último piso y acceden a las terrazas", agregó el jefe.

"Entran en cualquier casa que sea accesible y sin tránsito en la calle", rebate Bárbara Salas, documentalista de 29 años, que ha sufrido ya dos robos en su piso compartido de Ermita del Santo. La primera vez, en 2006, fue por una ventana abierta. "Era verano y entraron por la terraza, que tiene puertas correderas de aluminio", explica. Allí dormía una de sus compañeras de piso, que no se enteró, pero al día siguiente descubrió con horror que le habían robado los objetos de más valor, como el teléfono. La segunda vez, en Semana Santa, los ladrones rompieron con una palanca la persiana. "No robaron mucho, pero dejaron la casa patas arriba".Ramón ni se enteró. Por la noche, mientras la familia dormía, le robaron el ordenador, una cámara de vídeo, la cartera y el bolso de su compañera. Entraron a su casa, en un primer piso del madrileño barrio de la Concepción, después de trepar por las tuberías del gas y forzar la ventana. Ramón admite que, si hubiera bajado la persiana, los ladrones no hubieran podido colarse en su salón. Por eso decidió instalar una eléctrica. "Desde entonces todas las noches, sin falta, la bajamos", asegura.

No han vuelto a robarle, pero no por eso considera que toda la culpa sea suya: "Falta vigilancia. En mi calle abren muchos coches y entran en los garajes. Noto que ha crecido la inseguridad". Su ventana está a cuatro o cinco metros del suelo. Otros pondrían rejas. Él se niega: "Es muy triste tener que estar siempre pendiente de si te pueden robar".

La sensación de inseguridad es la que intentó ayer rebatir con cifras la delegada del Gobierno, Soledad Mestre, que hizo un balance triunfalista de las estadísticas, basado en comparar los datos de criminalidad del año pasado (inéditos) con los de 2003, cuando gobernaba el PP.

Según esta comparación, la tasa de criminalidad ha descendido 2,8 puntos. Pero en el último año esa tasa, que aúna delitos y faltas, se incrementó en 1,2 puntos. Pasó de 71,2 delitos y faltas por cada 1.000 habitantes a 72,4. "Hay una mejora significativa de los indicadores básicos de la seguridad pública", afirmó, sin embargo, Mestre. La delegada del Gobierno, que arengó a los periodistas con la necesidad de ser rigurosos con las cifras, utilizó diferentes fórmulas en sus estadísticas. Unas tasas se miden según cada millón de habitantes, otras cada 10.000 y otras, cada 1.000.

En resumen, según los datos presentados ayer, en el último año han subido los robos, los hurtos, los tirones y las infracciones penales más graves, un grupo que incluye los robos con violencia y fuerza y los homicidios (ver gráfico).

Se mantienen estables los atracos a joyerías (con una tasa de 11,3 asaltos a estos comercios por cada millón de habitantes en 2006 y 2007) y bajan los robos con violencia (41 por cada 10.000 habitantes a 37,1), los asaltos a viviendas, los robos de coches y los homicidios.

Ha habido cuatro muertes violentas menos (de 63 a 59 en un año), aunque Mestre lo comparó con 2003, cuando hubo 92 homicidios (33 más) en la región. También restó importancia a que en los dos primeros meses de 2008 se hayan producido 13 homicidios. Recordó que precisamente en 2007 registró 10 en esos mismos meses.

Mestre rebatió las acusaciones de que la inseguridad ha aumentado. "En diciembre ha habido cuatro robos cometidos con gran espectacularidad y en una comunidad como ésta que es tranquila produce más alarma", aseguró.

Según Barón, lo que existe es una "inseguridad subjetiva". Explicó que a veces la seguridad para el ciudadano no es la reducción de los delitos, "sino que quieren que desaparezcan comportamientos, que a veces ni siquiera son perseguibles, de su entorno". Como ejemplo puso la mendicidad o la toxicomanía.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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