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PUNTO DE OBSERVACIÓN | ELECCIONES 2008
Columna
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Hasta hoy, nada nuevo bajo el sol

Soledad Gallego-Díaz

La campaña electoral comienza hoy tras una larga precampaña que realmente no ha aportado nada nuevo ni especialmente llamativo, en ninguno de los partidos o candidatos en liza. Un periodo muy pesado que ni tan siquiera ha conseguido sacudir el ambiente aparentemente amodorrado del conjunto del electorado. Quedan 15 días en los que el PSOE y el PP tienen que conseguir emocionar a los ciudadanos (una idea en la que están insistiendo fuertemente los expertos de uno y otro lado) y en los que se diría que todo se fía a la celebración de los debates televisivos cara a cara. Si hay partido, anuncian unos y otros, ése será el verdadero campo de encuentro. Visto desde fuera, y dadas las características pactadas por PP y PSOE para los debates, puede resultar que finalmente nos encontremos ante lo que los cronistas llaman un "partido a la italiana", es decir bastante aburrido y supercontrolado, en el que lo que importa no es el juego que tú haces sino los errores del rival. Para emocionar al electorado haría falta precisamente lo contrario. Siempre queda la esperanza de que todos los sparring del mundo son incapaces de predecir la agresividad del contrario ni la capacidad de tu patrocinado para ajustar exactamente, en directo, el tono de su respuesta.

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Por lo visto hasta hoy, se diría que el PSOE ha optado por una campaña extraordinariamente "presidencialista", en la que el principal mensaje es el propio Rodríguez Zapatero. Por lo menos, ésa fue la idea transmitida por José Blanco a los jefes de gabinete de los diferentes ministros: "El principal activo en esta campaña es ZP". Algunos expertos socialistas dudan ante un planteamiento tan estricto, basado en un carisma aún por demostrar, pero otros se muestran convencidos. En el PP no creen que haya que volcarse sobre alguna de las prendas de su candidato, poco llamativas desde el punto de vista mediático, sino en una imagen de conjunto del partido y su oferta. Nadie podrá decir que en estas elecciones no se enfrentan dos modelos absolutamente diferenciados, no sólo en sus políticas sino también en sus campañas y estrategias.

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