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Reportaje:

Terapia de grupo: trabajo y autocrítica

Los jugadores del Barça han mejorado los hábitos y Rijkaard ha endurecido su discurso

En los años del dream team, en la puerta del vestuario del Barcelona alguien pegó un adhesivo con el lema Aquí fem la feina ben feta (Aquí hacemos el trabajo bien hecho). Ahora que el vestuario es de diseño nadie osaría pegar nada en su puerta, pero entre los jugadores cunde la teoría de que el recorte de puntos al Madrid -de nueve a dos en cuatro jornadas- se debe tanto a la obviedad -el regreso de Eto'o, Messi y el resto de los lesionados- como al cambio de hábitos, la recuperación de la cultura del trabajo y el efecto que la autocrítica ha generado en el grupo y el juego.

El Barça ha cambiado por dentro y por fuera. Aumentó la exigencia del director deportivo, Txiki Begiristain, hacia el cuerpo técnico en la medida que desde la directiva se pidieron explicaciones. Borrada la autocomplacencia de la pasada campaña, el equipo ha crecido desde la autocrítica y parece que la mano de un vicepresidente deportivo, Marc Ingla, ha mejorado la gestión. La modernización se inició con las reuniones de los viernes para aumentar la autoexigencia. "Frank [Rijkaard] hablaba mucho con todos, pero ahora hablamos todos con todos", reconoce uno de sus colaboradores, habitual en las citas a las que asisten técnicos, preparadores físicos y médicos.

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En una de las reuniones se consultó con los pesos pesados del equipo y se instauró una charla los días posteriores a cada partido. Desde hace dos semanas, Rijkaard analiza en el vestuario lo sucedido en el encuentro del día anterior. "Antes individualizaba y, aunque sigue siendo así, ahora hay también una charla con todos", revela un futbolista. Los jugadores instaron al técnico "a dar caña". Rijkaard obró en consecuencia: machacó en público a Messi tras el partido en Zaragoza: "Si el entrenador te dice que hay algo que mejorar, escuchas y lo intentas". "No siempre puedes jugar bien, pero yo siempre trato de mejorar", dijo el argentino. En contra de lo que se ha dicho, Rijkaard comparece solo ante los jugadores. Y se expresa en términos duros. "Más de lo que la gente se cree", advierte Abidal.

En una de las reuniones de los viernes se modificaron también ciertos hábitos de conducta. Por ejemplo, hoy, ante el partido de Copa de mañana, se trabajará por la tarde y el equipo quedará concentrado. Antes cada cual cenaba en su casa y se citaba a los convocados para el mediodía. Los días que se juega a las diez de la noche, los jugadores se ejercitan por la mañana y se pernocta en la ciudad donde se juega, de manera que se cuida mejor el físico, y todos deben acudir a la misma hora al almuerzo.

El orden corporativo que distinguió a Ingla en el área de mercadotecnia -"reunirse con él es perfecto; lo apunta todo y, luego, él mismo envía los informes a cada uno de los asistentes", destacan sus colaboradores- parece haberle sentado bien al equipo.

"Terapia de grupo. Hablamos mucho", dice Valdés. "Somos muy autocríticos", corrobora Puyol, consciente de que "sólo las ganas de trabajar para mejorar desde el reconocimiento de los errores han permitido llegar hasta aquí, al momento en que se deciden los campeonatos". Y concluye Sylvinho: "La verdad, no esperábamos recortar tantos puntos en tan poco tiempo por más que nos estemos esforzando".

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