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Los salarios mantienen su peso en el PIB pese al ajuste

Los beneficios empresariales siguen ganando terreno

El lento ajuste que sufre la economía española desde principios del pasado año no ha penalizado aún a los salarios. Al contrario. Los datos de la contabilidad nacional indican que en 2007 se ha frenado el deterioro que, desde hacía siete años, sufrían las rentas del trabajo en el reparto de la riqueza en España. Su porción sobre el total se mantiene en el 46,5%, frente al 10,5% de los impuestos indirectos y el 43% de los beneficios empresariales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

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No es un empeoramiento, pero tampoco un sustancial avance si se tiene en cuenta que los salarios arrastran un deterioro de 2,5 puntos desde 1996; 25.000 millones de euros de pérdida sobre el PIB actual. Y tampoco lo es si se pone en relación a los empleos creados, 475.100 en 2007.

La conclusión es que el pasado año trabajaron más personas en España (se han superado por primera vez los 20 millones de ocupados), pero el único logro es que se ha frenado la pérdida de peso que las rentas salariales vienen registrando en los últimos años respecto del PIB.

La destrucción de 33.700 empleos que reflejó la Encuesta de Población Activa (EPA) para el cuarto trimestre de 2007 no ha pesado apenas en el balance salarial del año. La pérdida se ha centrado en servicios y construcción, sectores que se nutren de inmigrantes, con los salarios más bajos de toda la escala, los empleos más precarios y el coste del despido, prácticamente nulo. Por ello este pésimo dato, que ha hecho a muchos ver las orejas al lobo de la crisis, no se ha traducido en una pérdida relevante de peso de los salarios en la renta nacional.

El ajuste no ha llegado aún a los empleos en sectores cualificados, donde los salarios son más altos y crecen más rápido. Al contrario, el pasado año han aumentado las presiones salariales sobre todo a la vista de que los precios iniciaron una escalada en la segunda mitad del año. En conjunto, las rentas salariales sumaron el pasado año casi el medio billón de euros, un 7,1% más que el año anterior, el ritmo más alto en seis años.

El crecimiento es prácticamente igual al del PIB nominal (7%, sin descontar la inflación), lo que explica que el peso de las rentas salariales en el PIB se haya mantenido. En cambio, la otra gran porción de la renta nacional, beneficios empresariales y rentas del capital, han seguido aumentando su porción de la tarta. En 2007, estas rentas alcanzaron los 452.000 millones de euros y aumentaron su peso hasta el 43% del PIB, en la línea ininterrumpida de ascenso iniciada en 1999.

Aunque el ritmo de aumento respecto de 1996 se reduce una décima, hasta el 8,7%, éste es superior al del conjunto de la economía (7%), lo que explica que haya seguido su avance. 2007 fue un año bueno en Bolsa y las empresas registraron beneficios récord.

El gran pagano de la incipiente crisis ha sido el sector público, la tercera pata de la renta nacional. Según la contabilidad nacional, lo que el Estado ha detraído de la economía a través de los impuestos indirectos (el IVA y los especiales, que gravan el consumo de bebidas, tabaco y carburantes) se ha reducido al 10,5%, seis décimas menos que el año anterior. Es el primer descenso desde 2001.

Su crecimiento ha sido prácticamente nulo (0,5%) respecto del año anterior, hasta una cifra de casi 110.000 millones de euros. Parte del retroceso responde a que el Estado ha tenido que devolver una cantidad no especificada en cumplimiento de una sentencia del Tribunal de la Unión Europea sobre aplicación del IVA a las subvenciones. También ha influido la ralentización del mercado de la vivienda y la incipiente desaceleración económica.

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