La campaña enrarece la reelección de Blázquez

Los 78 obispos españoles en activo inician esta tarde las votaciones de tanteo que les llevarán mañana a decidir si apean de la presidencia al obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, sin concederle la tradicional oportunidad de un segundo mandato. La alternativa es, destacadamente, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, que ya lideró la Conferencia Episcopal Española (CEE) entre 1999 y 2005 y que ha movilizado en los últimos tres años a los eclesiásticos contra numerosas reformas del Gobierno socialista.

También incide en las votaciones la cena del nuncio con el líder socialista

La asamblea plenaria se inicia esta mañana en la Casa de la Iglesia con los discursos del presidente Blázquez y del nuncio (embajador) del Papa en España, el arzobispo portugués Manuel Monteiro de Castro. Éste suele limitarse a unas palabras de salutación, durante apenas cinco minutos, pero esta vez puede cambiar la costumbre e ir más allá.

"Podría tener instrucciones para ofrecernos alguna sugerencia emitida por el Vaticano, incluso en público", dijo a EL PAÍS uno de los prelados que apoyan a Blázquez. Deduce esa posibilidad del encuentro que el arzobispo Monteiro tuvo la semana pasada con el secretario de Estado vaticano, cardenal Tarsicio Bertone, en la escala en el aeropuerto de Barajas del avión en el que el número dos del Estado de la Santa Sede regresó a Roma después de su visita oficial a Cuba.

También avala la hipótesis de una intervención del nuncio en las reñidas votaciones de mañana y el martes la decisión de Monteiro de reunirse a cenar en la nunciatura, el pasado 14 de febrero, con el presidente del Gobierno, en plena disputa dialéctica entre el episcopado y el Ejecutivo por la Nota pastoral de la CEE, emitida el pasado 30 de enero, aconsejando no votar a quienes negocian políticamente con terroristas, entre otros motivos.

La cena, que inicialmente iba a ser un breve "caldito", se interpreta como una injerencia del nuncio en el conflicto, o como una intervención del Vaticano a favor de los moderados de la Conferencia Episcopal, encabezados por Blázquez, pero también como una desautorización o matización pública a los discursos de los cardenales Rouco, Agustín García-Gasco (Valencia) y Antonio Cañizares (Toledo) el 30 de diciembre pasado.

Ese día, durante una masiva concentración en Madrid a favor de la familia cristiana, los tres cardenales acusaron al Ejecutivo de Zapatero de poner en peligro la democracia, atentar contra derechos fundamentales de los españoles o buscar la disolución de la familia tradicional.

Gobierno y PSOE reaccionaron contra esas críticas advirtiendo a los prelados con cambiar el actual marco de relaciones con el Vaticano, muy favorable a la Iglesia sobre todo en lo económico. Lo han dicho los dirigentes socialistas en muchos mítines, y ayer lo reiteró con contundencia Rodríguez Zapatero. "Ha habido obispos que se han extralimitado", dijo. También advirtió de que, si gana las elecciones del domingo próximo, pondrá "los puntos sobre las íes y las cosas muy claras".

Un prelado cree que con esas frases "el Gobierno está hostigando a Rouco". Las agencias de prensa destacaron ayer esas frases del presidente en una entrevista al periódico La Vanguardia, de Barcelona.

Pero esas palabras, lejos de apuntalar a Blázquez en la presidencia, como desea sin tapujos el Gobierno, podría debilitarle aún más, y dar alas a los partidarios de Rouco, o a los que dudan entre una u otra alternativa. El cardenal necesita ahora 40 votos para volver al cargo. Hace tres años los estatutos le exigían los dos tercios de los sufragios (52) para repetir un tercer mandato consecutivo. Obtuvo 51. Por eso creen sus partidarios que tiene ganada la elección presidencial.