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Monsanto vuelve a cultivar transgénicos en Galicia

Alarma entre ecologistas y agricultores de Arteixo por los experimentos

El País

La empresa multinacional de agricultura y biotecnología Monsanto trabajó en 2007 con cultivos transgénicos en Val do Dubra y este año probará tres variedades de maíz genéticamente modificado en otras tantas parcelas del municipio coruñés de Arteixo. Para emprender los ensayos sólo está pendiente de recibir el permiso del Ministerio de Medio Ambiente, que dirige Cristina Narbona.

La multinacional defiende que sus pruebas tendrán un riesgo "insignificante"
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La multinacional Monsanto prepara ensayos de maíz transgénico en Arteixo

La firma, líder mundial en producción de semillas genéticamente modificadas y en fabricación de herbicida glifosato cultivará cerca de 4.000 metros cuadrados de terreno con maíz resistente a este compuesto químico que aniquila las malas hierbas. Según defiende esta empresa originaria de Estados Unidos, la que ha cosechado más protestas de grupos ecologistas en todo el mundo en los últimos años, las plantaciones de maíz transgénico en Arteixo tendrán un riesgo "insignificante" para el medio ambiente y la salud humana y animal.

Sin embargo, el colectivo Amigos da Terra ya ha alertado de que la distancia de seguridad, 200 metros, que marca el ministerio entre los campos de experimentación con organismos genéticamente modificados (OGM) y los cultivos tradicionales de la zona, es insuficiente, ya que las esporas del polen pueden volar kilómetros. Y Adega advierte del poder "invasor" de las plantas transgénicas y de que las toxinas que producen para combatir ciertas plagas también matan "otros insectos beneficiosos", como las mariposas monarca.

Los sindicatos agrarios también han criticado las próximas pruebas de Monsanto, ya que los agricultores temen que los cereales manipulados genéticamente puedan contaminar las huertas cercanas. Desde el ministerio se intentan aplacar los ánimos asegurando que, una vez concluido el experimento, se limpiará "exhaustivamente" el terreno para impedir rebrotes y la plantación de maíz se "destruirá in situ".

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