La tristeza de la peña Doña Romera y el alivio de Müller
Bastaba con seguir las distinguidas muecas del palco del Alfonso Pérez para hacerse una idea de la tragedia que cristalizaba en el campo. Cuando el rey Juan Carlos se llevó las manos a la cabeza, tras un mano a mano desperdiciado por Braulio, el Getafe comenzó a hundirse. A unos metros, Gerd Müller se había quedado lívido como un mármol. Tardó unos minutos en resoplar de alivio. Fue con el último gol de Toni. El gol que hizo llorar a Mari Carmen Rodríguez, socia número 82 y presidenta de la peña femenina Doña Romera, núcleo duro de la afición getafense. Durante décadas, este grupo de mujeres ha encarnado el espíritu barrial del club. Ayer estaban desoladas. "Es una pena", repetían mientras intentaban consolar a la presidenta.
Abbondanzieri también lloró, avergonzado de sus fallos, desesperado tras cinco minutos de calamidades. En lo alto del palco, Ángel Torres, el presidente del club, contempló la escena con aire soberano. Le acompañaron Casillas y Raúl. Ambos saben que hay mucho que aprender del equipo que dirige Laudrup. Tal vez para eso, para ver al que mejor juega en Madrid, se fueron a Getafe.