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Análisis:Elecciones en Italia
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El país más cabreado de Europa

Enric González

¿Italia? Mafia, pizza, catenaccio, ¿verdad? Por si no tuvieran bastante con lo suyo, los italianos permanecen semiocultos tras una maraña de tópicos. Otro más: el italiano es conformista. Así nos explicamos que uno de los ciudadanos más ricos y cultos del mundo sobreviva en un piélago de desastres. La basura de Nápoles, la mozzarella contaminada, el vino tóxico, los desastres hospitalarios, el fútbol amañado, los trenes cochambrosos, los políticos ineficientes: no pasa nada, los italianos son así, no tienen arreglo.

En realidad, los italianos no son así ni están conformes. Todo lo contrario, son la gente más cabreada de Europa. Basta un ejemplo editorial para demostrarlo: los dos libros de mayor impacto en los últimos años, y hablamos de ventas cercanas al millón de ejemplares, han sido Gomorra, de Roberto Saviano, una desgarrada denuncia de la Camorra napolitana, y La casta, de los periodistas Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella, sobre el derroche, el nepotismo y la incapacidad manifiesta de toda una clase política.

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Otro ejemplo: el eco obtenido por la campaña Vaffanculo (A tomar por el culo) del humorista Beppe Grillo, que exige, desde una curiosa posición cívico-populista, una depuración a fondo de la sociedad.

La entrevista publicada ayer en este periódico con el fotógrafo Oliviero Toscani ("aquí es todo de una oscuridad siniestra", "la decadencia no es económica, sino moral") refleja con precisión el estado de ánimo italiano, el bajo nivel de autoestima. Convendría, sin embargo, matizar lo de la "decadencia moral". Italia, a la que suponemos refocilándose en sus miserias, se ha atrevido a investigar algo tan sensible como el fútbol, y a enviar a la Juventus a segunda división. No es seguro que algo parecido fuera posible en España. Con Italia, por otra parte, todo parece permitido. Hablamos de la Mafia como si fuera folclore, con un tono que jamás nos permitiríamos para hablar de ETA.

La peculiaridad del sistema político italiano (40 años de Gobierno democristiano, seguidos por el estallido de la izquierda y la irrupción de Berlusconi) fomentó el corporativismo social. Ningún italiano, ahora, está dispuesto a renunciar a sus pequeños privilegios antes de que lo hagan los demás. En esta situación de bloqueo, sólo un gobierno muy fuerte, generoso y sin compromisos podría empezar a romper los círculos viciosos. No parece probable que ese gobierno vaya a nacer el próximo lunes.

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