_
_
_
_
_
Reportaje:Ida de las semifinales de la Liga de Campeones

El curso de inmersión de Torres

El delantero se ha empapado de la cultura del Liverpool para facilitarse la adaptación

"Después de Torres, quien venga aquí y diga que necesita tiempo para adaptarse miente". Al capitán del Liverpool, Gerrard, le salió esta sentencia del alma para entronizar al compañero con el que ha formado la pareja más devastadora de los reds en los últimos años. Gerrard (22 tantos entre todas las competiciones) arma los contragolpes; Torres (30, 22 de ellos en la Premier League) los finaliza. Suman 52 goles entre los dos. Se conocen desde hace pocos meses, pero es como si hubiera una complicidad ancestral entre ellos. Una corriente de simpatía dentro y fuera del campo.

Ambos son tímidos y procedentes de las canteras de dos de los clubes más singulares de Europa, el Atlético y el Liverpool, y han asumido responsabilidades desde muy jóvenes (Torres ya era capitán a los 17 años). Y se profesan gran admiración.

El ex atlético prescindió del chófer del club y se volcó en dominar el inglés
Más información
Torres: "¿Barça o Manchester? Sueño con la final, y punto"

Al cuarto día de estar en Liverpool, Torres prescindió del chófer del club y se dispuso a conducir por la izquierda. Así, con todo. El conocimiento de inglés con el que llegó no le alcanzaba para entender a Gerrard y Carragher, que hablan en el dialecto scouser. De modo que se zambulló en un curso de inmersión: películas subtituladas en inglés, horas de radio, dos tardes de clases por semana, charlas con los empleados del club y largos ratos en la sala de masajes, ahí donde se esconden los secretos de las jergas y los diccionarios. El resultado fue su primera conferencia de prensa en inglés, en Londres, en la previa de los cuartos de final de la Champions ante el Arsenal.

Un logro muy valorado por su entrenador, Rafa Benítez, que se dirige en inglés a sus jugadores españoles. "Ha superado mis expectativas", dice Benítez de Torres, en quien ha encontrado un diamante para ir puliendo con la tranquilidad que les da entrenarse a puerta cerrada, sin la presión de la prensa y con libertad para corregir los defectos que el ex rojiblanco arrastraba en la finalización.

Los cielos grises británicos tampoco han deprimido al delantero madrileño. Recuerda las raíces gallegas de su padre para explicar por qué le gustan la lluvia y los días nublados. En cuanto a la comida, los chicos de Benítez almuerzan cada día en las instalaciones de su ciudad deportiva, en Melwood, y por la noche a Torres, que es un cocinillas, le encanta quedarse en casa a cenar con su novia, Olaya. Viven en las afueras, a medio camino entre Melwood y Anfield, en un chalé que compró al holandés Zenden, ex jugador del Barcelona. Torres es vecino de Reina, su gran amigo, el cicerone que le ha llevado a entender rápidamente qué se cuece en el vestuario de los reds.

Al contrario que Reyes, aislado en sus dos temporadas en el Arsenal, Torres quiso sumergirse en la cultura inglesa. "Tenía muy claro que quería devolver al Liverpool la gran apuesta que había hecho por él [pagó 30 millones de euros al Atlético]", explica su jefe de prensa, Antonio Sanz. El Liverpool le ha dado el espacio que no tenía en el Calderón. Puede ir a comprar a un supermercado sin sentirse atosigado. Un día, una mujer que estaba en el restaurante en el que almorzaba junto a Reina se marchó y esperó una hora fuera del local para pedirles un autógrafo. "Torres es un rayo de luz", dice una camarera de la Tate Gallery; "todo el mundo le ama".

Anfield, en efecto, le adora desde que debutó con un gol al Chelsea, el rival más odiado. Y es que 20 tantos de los 22 que ha marcado en la Liga inglesa han sido en su estadio, 16 ante la legendaria grada de The Kop. Transforma en oro la energía que transmite esa parte de la hinchada. Las leyendas del club (Souness, Rush, Dalglish y Fowler) le pusieron un reto: llegar a los 20 goles, lo que nadie había conseguido desde Owen en 2003. Prueba superada.

A los hinchas de Anfield les gusta que, además de clase, Torres exhiba el espíritu solidario y luchador que desprende el viejo himno del club. Liverpool es una ciudad obrera muy orgullosa de su equipo y de los Beatles. Y The Kop ha buscado una historia en la biografía de Torres para regalarle una canción. La encontró en una anécdota de cuando era capitán del Atlético. Unos amigos le regalaron un brazalete con la siguiente leyenda: We'll never walk alone (Nunca caminaremos solos). La cinta se le soltó en un partido ante el Madrid y Anfield entendió que aquello era una premonición que sería convertida en un cántico de agradecimiento. Predestinado, El Niño Torres ya es considerado un lord.

Torres, durante el entrenamiento de ayer.
Torres, durante el entrenamiento de ayer.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_