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Reportaje:Guerra por el poder en el PP

Un congreso que amenaza con un cierre en falso

La mayoría del PP comienza ya a pensar en 2009 y las citas electorales - Sólo los más fieles se imaginan a Rajoy como candidato en 2012

Carlos E. Cué

Hay una frase que Mariano Rajoy siempre repite cuando está tranquilo, lejos de los focos, y le preguntan sobre el último sobresalto interno. Con un puro entre los dedos, y ese tono de eterna calma, sentencia: "Yo conozco bien este partido, y al final nunca pasa nada". Y tiene razón, si ese "pasa" implica dimisiones, destituciones, revueltas internas o candidaturas alternativas. La montaña de la crisis del PP, de nuevo, parió un ratón, y todo parece indicar que al final sólo él se presentará al congreso de junio, que se convertirá así en un cónclave de aclamación. Pero mientras él dice que "no pasa nada", según coinciden la mayoría de los dirigentes consultados, su liderazgo se deteriora. El PP no sólo ha perdido dos elecciones generales bajo su mandato, también tiene cada vez menos poder -desplazado de Galicia y Baleares, se hunde en Cataluña y el País Vasco y no logra impedir la mayoría absoluta del PSOE en Andalucía- y en el ambiente interno se vive tensión.

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Entre los dirigentes se extiende la idea de que este congreso se cerrará en falso. Porque muy pocos, sólo los más fieles, se imaginan a Rajoy como candidato en 2012. El congreso será así, coinciden diputados y dirigentes regionales, un previo de la verdadera batalla, la de 2009. Rajoy disfrutará de una especie de libertad condicional hasta las elecciones gallegas, europeas, vascas y tal vez catalanas, que están previstas de aquí al verano de 2009.

En el entorno de Rajoy se aferran a la crisis económica que ven inminente para desmentir esta tesis. "Sólo hay que lograr que el partido esté unido. La crisis deteriorará a Zapatero, y con una oposición constructiva, de alternativas, que es la que vamos a hacer, podemos estar en condiciones de ganar en poco tiempo. Hace falta paciencia y trabajo", alega un dirigente marianista.

Sin embargo, incluso los más fieles están preocupados por la imagen del líder. "Su batalla con Esperanza Aguirre, en la que ella le ha provocado mucho con esa insinuación de que Rajoy es socialdemócrata, le ha llevado a cometer excesos como el de Elche. La militancia está alejada de estos choques personalistas, que no tienen ideología detrás, que no apasionan a nadie más que a ellos", sentencia una persona próxima al líder. En su entorno se señala ahora que "se le calentó la boca", que no estaba escrito y que debía haber dicho en vez de "el que quiera que se vaya", "el que quiera que lo diga" o algo así.

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Pese al ataque (Rajoy llamó el lunes a la presidenta para asegurarle que no se refería a ella), los aguirristas parecen haber dado un paso atrás, aunque están satisfechos porque creen que han logrado que se les vea como alternativa. "Yo quiero ver dentro de un año, cuando las cosas vayan mal, a Paco Camps, que en el comité ejecutivo en el que Rajoy contó que se quedaba, habló para decir: 'Presidente, con esta decisión ya hemos ganado las elecciones de 2012", sentencia uno. Los aguirristas creen que quienes han apoyado al líder, especialmente el valenciano Camps, el andaluz Javier Arenas y el gallego Alberto Núñez Feijóo, quedarán tocados si cae. Aguirre también apoyo a Rajoy en ese comité ejecutivo, pero habló casi forzada, y ha quedado clara su distancia con el líder.

"Camps quiere heredar, que Rajoy le dé paso en 2009 o mejor, en 2011, para no tener que estar tres años de líder de la oposición sin estar en el Congreso", sentencia un barón. Un ex ministro se indigna ante una idea que le parece ingenua: "El que crea que Mariano no va a luchar para ser el candidato en 2012, es que no le conoce. Él no se queda para dar paso a otro. Es un corcho, un superviviente, y si ha tomado la decisión de seguir, es hasta el final".

El PP es en estos días un hervidero de rumores, tesis y contratesis. Hay nombres que están en boca de todos. A José María Aznar, por ejemplo, se le atribuye la decisión de alejarse de la batalla de sus herederos. Sin embargo, en el Congreso todos mencionan a su yerno, Alejandro Agag, como instigador de un grupo de cuadros que en algún momento se han planteado la posibilidad de dar el salto para intentar tomar el poder en una revuelta de capitanes.

Podría ser la tercera vía de la que muchos hablan pero que cada día es más improbable. Lo que sí parece cada día más claro es que esa tercera vía no llegará de la mano de Rodrigo Rato, deseado por muchos, quien no ha dado ni un solo síntoma de querer volver. Nadie se atreve a hacer previsiones a largo plazo, y ya casi todo el partido está pensando en 2009. 2008 parece ya escrito.

Mariano Rajoy agradece el apoyo de las bases del partido durante el acto de ayer en Gran Canaria.
Mariano Rajoy agradece el apoyo de las bases del partido durante el acto de ayer en Gran Canaria.EFE

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