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Los asuntos personales se quedan en casa

¿Se debería saber más de la vida privada de los políticos? La mayoría de los consultados coincide en que no. No hay ninguna necesidad. El diputado de CiU Jordi Xuclà, no obstante, aporta un matiz: "Hay un gran límite: cuando existe una contradicción flagrante entre lo que se hace en público y lo que se hace en privado". Joan Herrera, de ICV, se muestra partidario de un sistema a la escandinava: "Si una persona adquiere un compromiso con la educación pública y luego envía a sus hijos a un colegio privado, tampoco estaría mal saberlo".

En cuanto a los asuntos de faldas o de braguetas, en el Congreso de los Diputados se producen los mismos episodios que en cualquier oficina o patio de vecinos, comentan los asiduos. "Si acaso menos porque tenemos menos tiempo", bromea Xuclà. Un diputado que prefiere no identificarse señala que el día que estas cuestiones empiecen a fiscalizarse, él deja la política.

Federico Trillo, portavoz del PP en la Comisión Constitucional, se muestra muy satisfecho con la separación del ámbito público y privado en España: "La vida familiar, sentimental, religiosa y los temas de salud no deben ser nunca un arma política. Entre otras cosas, porque no tiene por qué sufrirlo la pareja del político". Allí coloca el límite. Y pregunta: "En el tema de la hipocresía, ¿por qué se le va a exigir más a un político que a usted, señor que está leyendo el periódico?".

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