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Crónica:Gran Premio de España de fórmula 1
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ferrari es un rodillo

Raikkonen y Massa logran el segundo doblete, Hamilton es tercero y Alonso rompe el motor

Un halo de decepción sobrevoló Montmeló cuando una humareda invadió la parte trasera del Renault de Fernando Alonso. El español no pudo evitar ser superado por el brasileño Felipe Massa en la salida, pero se había instalado en la tercera posición hasta que el primer repostaje le relegó a la quinta. Parecía que aquél iba a ser su puesto y no estaba nada mal después de los múltiples reveses que había sufrido en las primeras carreras del Campeonato del Mundo. Pero, en la 34ª vuelta, el R28 comenzó a perder potencia, se fue parando y apareció una estela de humo y alguna pequeña llamarada producida por la pérdida de aceite. La vida de su motor se había agotado. Alonso acababa de romper y allí quedaron enterradas todas las ilusiones no sólo de Renault, sino también de los 132.600 aficionados que se habían citado en el Gran Premio de España. Alonso no sufría un abandono desde la carrera que se disputó en Japón la temporada pasada.

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La frustración fue enorme porque no cabía esperar nada más de una carrera que, a falta de poco más de la mitad de vueltas, lo había dejado ya todo decidido. Ésa es la grandeza y la miseria de la fórmula 1. El final habría sido el mismo que si se hubiera adelantado la bandera a cuadros. Porque nadie, ningún piloto ni ningún coche, era capaz de torcer el destino que había quedado marcado para casi todos.

Ya en la salida quedó patente que Ferrari sigue estando muy por delante de todos los demás equipos. El finlandés Kimi Raikkonen, que salía desde la pole, y Massa, tercero, aprovecharon la ventaja de salir por el lado bueno de la pista y dejaron atrás a Alonso, segundo en la parrilla, que se agarró como un clavo a la cola del suramericano. Pero de nada le sirvió abrirse hacia su izquierda y acercarse a Massa porque éste ya le había superado cuando sólo se llevaban 100 metros. Por detrás, el británico Lewis Hamilton sacó también provecho de su colocación y superó sin grandes dificultades al polaco Robert Kubica.

Un incidente entre Sutil y Vettel obligó a la primera entrada del coche de seguridad, pero, cuando todo se restableció, se vio clara la jerarquía: delante estaban los dos Ferrari, seguidos de forma intercalada por los dos McLaren y los dos BMW. El único intruso era Alonso, tercero en aquel momento. Pero, mientras todo lo demás estaba bastante claro, el asturiano debía demostrar hasta dónde podía llevarle la consistencia de la evolución introducida en su R28. Y Alonso aguantó. Perdió cinco décimas en relación a Massa, pero mantuvo a raya a Hamilton, aunque le tenía muy cerca cuando entró en los boxes en la 16ª vuelta para repostar.

Después, las circunstancias parecieron confabularse a favor del español. Un espectacular accidente de Kovalainen, que se empotró contra los neumáticos de protección en la novena curva tras un pinchazo, dejó fuera a uno de sus rivales. Mientras el finlandés era retirado en camilla (no sufrió lesiones), el coche de seguridad volvió a la pista y Heidfeld, líder entonces, debió entrar con urgencia a repostar de forma antirreglamentaria y fue sancionado con un stop and go (10 segundos). Aquellas dos incidencias dejaron a Alonso quinto.

Raikkonen había consolidado ya su triunfo, a Massa nadie le cuestionaba su segunda posición, Hamilton era tercero, Kubica estaba instalado en una cómoda cuarta posición y Alonso aguantaba el tipo. Todo respondía al guión inicial. Pero luego aparecieron el humo, el fuego y el inesperado adiós de Alonso. La desolación se instaló en el garaje de Renault porque todos estaban convencidos de que habían hecho una buena carrera y de que el salto que han dado es mayor incluso que sus propias expectativas. Sin embargo, aún no pueden cuestionar la supremacía. Raikkonen lo confirmó con su 17ª victoria y Massa otorgando otro doblete a Ferrari. Los de Maranello han puesto en marcha su rodillo. Y ni McLaren ni BMW, sus rivales más inmediatos, parecen tener armas para poder frenarles. Renault va detrás. Ésa fue la mejor noticia que ayer dejó para Alonso la carrera de Montmeló.

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