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Acampada y escolta ugandesa para el embajador

El papel que desempeñó el embajador español en Kenia, Nicolás Martín Cinto, resultó fundamental para asegurar la mediación del Gobierno somalí en la liberación de los 26 atuneros.

La misión no resultaba sencilla. Martín Cinto llegó a Somalia el miércoles.El país está fragmentado en tres zonas y cuenta con una débil base institucional. Los esfuerzos del embajador se centraron en que el Gobierno local contactara con los piratas. Para ello tuvo que asegurarse de que las conversaciones se hicieran a través del clan o señor de la guerra adecuado.

A las gestiones diplomáticas se le añadieron otras dificultades. La seguridad de la capital, Mogadiscio, obligó al embajador a circular con una escolta de cuatro policías españoles del Grupo Especial de Operaciones (GEO), más un contingente de soldados ugandeses de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM). Durante el tiempo que duró la misión, Martín Cinto durmió en una morada que poco tiene que ver con las residencias diplomáticas: una tienda de campaña en la base de operaciones.

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La negociación vivió momentos de gran tensión e incertidumbre. Martín Cinto tenía ya experiencia como negociador. Recientemente, resolvió la liberación de dos cooperantes, una española y otra argentina, secuestradas en Somalia a finales de 2007.

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