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Análisis:El debate de la seguridad laboral
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Trabajar más para ganar más?

Posiblemente, Nicolas Sarkozy ganó las elecciones presidenciales francesas con este lema. Una gran mayoría de trabajadores desea ganar más dinero, aunque para ello haya que trabajar más horas. Esto aumenta el poder de compra y es bueno para revitalizar la economía de un país. ¿Pero trabajar más es bueno para los trabajadores y para la vida familiar?

Ayer, 28 de abril, se celebró el Día Mundial de la Seguridad y Salud con el lema "Mi vida, mi trabajo, mi trabajo en seguridad-gestión del riesgo en el medio laboral". En esta jornada, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha realizado campañas para promover tanto la salud y la seguridad en el trabajo como el "trabajo decente". Se define como tal el que nos recompensa, como contrapartida a nuestra dedicación y esfuerzo, con una remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas para el desarrollo personal y la integración social, libertad de expresar opiniones, organizarse y participar en la toma de decisiones e igualdad de trato para todas las mujeres y hombres (OIT, 2006). Sin embargo, cada día mueren 6.000 trabajadores en el mundo -España uno de los países europeos con mayor siniestralidad-, con el agravante de que más del 75% de dichas muertes son evitables.

"Los discursos oficiales afirman lo importante que es nuestro capital humano. La realidad es un hondo desprecio"
"El trabajo ha pasado a ser algo esencial en nuestras vidas, pero es también una de las mayores causas de sufrimiento"
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El trabajo ha pasado a ser fundamental en nuestras vidas; tanto que el desempleo es fuente de patología y marginación social. Porque con el trabajo no sólo conseguimos un salario, sino que esa ocupación nos puede dar sentido, utilidad e independencia. Pero el trabajo es, a la vez, una de las mayores causas de sufrimiento. Puede presentarse como dolor físico (aquí tenemos los trastornos músculo-esqueléticos por sobreesfuerzo y desgaste, cada vez más frecuentes a pesar de los avances tecnológicos) o como dolor psíquico; el que se experimenta cuando nuestro esfuerzo no es justamente correspondido, cuando se nos humilla o desprecia con toda impunidad, como si por el hecho de recibir un dinero se justificara dicho maltrato.

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Desde hace años se habla de que España tiene un problema de productividad. Según los expertos, la productividad depende sobre todo de la tecnología y del capital humano. En los últimos años nuestra economía no ha cesado de crecer, nos hemos convertido en nuevos ricos, con una gran mejora de los medios tecnológicos, y sin embargo estamos a la cola de la productividad. Por lo tanto, lo que falla es el capital humano.

En los discursos oficiales se afirma siempre lo importante que es nuestro capital humano, pero son sólo palabras, la realidad es un hondo desprecio hacia dicho capital. Me da la impresión de que no nos creemos lo importante que son los trabajadores para que una empresa funcione.

En Finlandia, la clave de su éxito educativo está en los maestros, los cuales están bien pagados, muy bien considerados socialmente y apoyados por sus jerarquías. Gracias a ello consiguen la excelencia. Otro ejemplo: en un interesante artículo sobre Islandia, publicado el pasado 6 de abril en EPS, se indicaba que, según diversos estudios, ese es el país donde mejor se vive y cuyos ciudadanos son los más felices, a pesar de las adversas condiciones climáticas. Si los islandeses han conseguido salir de su pobreza ha sido gracias a la buena gestión del capital humano: "Lo que nos interesa es la adquisición de cerebros en vez de la fuga de cerebros".

Quizás la baja productividad española haya que buscarla en que, posiblemente como estrategia preventiva, nos hemos acostumbrado a hacer menos de lo que podemos, a ser mediocres, porque si destacas no sólo no te recompensarán, sino que a lo mejor te degradan por hacer sombra a alguien. No se recompensa el mérito, sino los contactos o la sumisión.

Por ello, teniendo en cuenta que se nos presenta una época dura hablando en términos económicos, quizás sea el momento de cuidar mejor a los trabajadores; de crear empleos más seguros; de que el objetivo de ganar el máximo dinero, cueste lo que cueste, no sea lo fundamental; de que se gaste más en seguridad, y se valore el esfuerzo de cada trabajador y se le recompense según el mérito.

María-Reyes Núñez es médico especialista en Medicina del Trabajo.

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