La base del desarrollo actual
Todas las variedades agrícolas tradicionales proceden de modificaciones genéticas dirigidas por el hombre. Sin ellas, no existiría la agricultura actual. Las plantas transgénicas simplemente incorporan nuevas metodologías que añaden precisión a las modificaciones convencionales. En los más de 10 años de empleo de estas variedades, no se ha encontrado ni un solo efecto nocivo para la salud o para el medio ambiente. Gracias a los controles a que están sometidos, los transgénicos ofrecen más seguridad que ninguna variedad convencional. Su mayor productividad también reduce la superficie de suelo agrícola, contribuyendo a preservar ecosistemas naturales.
La biotecnología desarrolla nuevos cultivos más rápida y eficazmente, y permite mejoras en variedades locales. Cultivos que requieren menos agua, o que resisten mejor a las heladas o a las plagas; variedades que incorporan mejoras nutricionales y alivian deficiencias endémicas en poblaciones; cereales seguros para los celíacos... Corresponde a los ciudadanos decidir si desean prescindir de los beneficios de la biotecnología. A los científicos, garantizar que se hace bien.
Carmen Fenoll es catedrática de Medio Ambiente en la Universidad de Castilla-La Mancha.