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"La principal tarea del nacionalismo es la deslegitimación de ETA", afirma Imaz

Aunque apartado de la primera línea política, el ex presidente del PNV Josu Jon Imaz hace oír su voz en un momento especialmente delicado para su partido, que en menos de dos meses tendrá que decidir si secunda al lehendakari Ibarretxe en su anunciada consulta soberanista. La difusión de la noticia, ya conocida, de que ETA llegó a tener la llave del domicilio del dirigente del PSE Rodolfo Ares es el pie que toma Imaz para remarcar sus tesis sobre el papel del PNV frente a ETA y la necesidad de alcanzar un consenso amplio entre los vascos. "En esta coyuntura histórica, la principal tarea del nacionalismo institucional es la deslegitimación política y social de ETA y su movimiento totalitario", afirma en un artículo remitido desde Estados Unidos y publicado ayer en los periódicos vascos de Vocento.

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Recuerda Imaz que participó con Ares en las conversaciones mantenidas en otoño de 2006 con Batasuna en Loiola y cómo se plantaron ante las pretensiones de ETA de imponer sus tesis. "Porque el futuro de nuestros hijos", sostiene, "no puede construirse a costa del futuro de los hijos de aquellos que no piensan como nosotros". En este sentido, subraya que "el conflicto por excelencia" planteado en Euskadi es la existencia de un "movimiento totalitario" que practica o justifica la eliminación física del adversario. Por ello, frente a la retórica habitual de un sector del nacionalismo, el ex presidente peneuvista afirma que "la existencia de ETA no es tan solo un quebranto ético. Es sobre todo un problema político".

Tras recordar que en 1977 el PNV apostó "por el frente autonómico" y la cohesión de la sociedad vasca, y no por el "frente nacional" y la ruptura preconizadas por ETA, Imaz advierte contra la tentación de buscar salidas para sólo una parte de la ciudadanía. "Quiero demasiado a mi país como para pretender que lo construyamos los unos frente a los otros, en un ejercicio aparentemente democrático", señala en una nada velada referencia a los planteamientos autodeterministas de Ibarretxe. Los proyectos sólidos de futuro se construyen, prosigue, con "unas mayorías amplias y cualificadas" constituidas por las "principales corrientes constitutivas" de la sociedad.

Por eso, y porque además ETA sigue pretendiendo desestabilizar la democracia, propugna que hoy son más importantes que nunca "las dinámicas de acuerdo frente a las de ruptura, y las de convivencia y cooperación frente a las de confrontación". Imaz suscribe la afirmación hecha en Madrid por Iñigo Urkullu de que del mundo de ETA "nos diferencian los fines y los medios" y recupera el histórico discurso de José Antonio Agirre en 1936, cuando manifestó en el Congreso el compromiso de lealtad del nacionalismo vasco "hasta vencer al fascismo". "Hoy", concluye, "construir patria es parafrasear a Agirre y es, sobre todo, devolver a Rodolfo Ares la llave de su libertad".

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