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Presión contra el secretismo de Rajoy

El PP reclama al líder que anuncie ya el sustituto de Acebes y él se lo empieza a plantear

Carlos E. Cué

La planta séptima de la calle Génova, que ha visto pasar el poder de la derecha española en los últimos 20 años, se ve cada día más vacía. El equipo de confianza de Mariano Rajoy, su gabinete, trabaja casi íntegramente en el Congreso. El Comité de Dirección está desmantelado -casi todos sus miembros tienen cargos en las Cortes-. El grupo de maitines no se convoca hace meses, y nadie sabe si desaparecerá. Y el secretario general, Ángel Acebes, ya no tiene poder real. ¿Cómo podría ejercerlo alguien que ha anunciado que dentro de un mes y medio no mandará más?

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Varios diputados y dirigentes regionales consultados están preocupados por la sensación de soledad que traslada el líder tras la salida de Acebes. No sólo porque nadie sabe a quién acudir, salvo a Rajoy, si hay algún conflicto en el partido, algo frecuente en una organización con 700.000 militantes y mucho poder local. Sobre todo porque muchos de los que quieren apoyar la candidatura del líder desean ver cuanto antes con quién va a contar, al menos en el puesto clave de secretario general o número dos, que ocupaba Acebes.

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El entorno de Rajoy señala que el líder se está planteando además recuperar la figura del portavoz del partido. Hasta ahora Acebes ejercía de las dos cosas. El portavoz reforzaría la imagen pública del PP, ahora concentrada totalmente en Sáenz de Santamaría, aunque Esteban González Pons, que está en todas las quinielas del futuro equipo de Rajoy -como Jorge Moragas-, ejerce casi de portavoz alternativo con sus frecuentes apariciones en los medios. Rajoy también está pensando en recuperar las vicesecretarías. Volvería así al modelo de la época de Aznar, que él mismo cambió.

La presión para que Rajoy cambie de opinión y anuncie ya su equipo aumentó ayer, el día en que todos los dirigentes, con una mezcla de sorpresa y tristeza, asimilaron que Acebes ha dado un portazo y ni siquiera ha aguantado hasta el congreso -formalmente sigue, pero después de anunciar su retirada, su papel sólo puede ser el de organizar técnicamente el cónclave-.

Algunos se atrevieron a decirlo en público, pero la mayoría, también entre personas de máxima confianza del líder, prefirió el anonimato. Gustavo de Arístegui, portavoz de Exteriores, fue tajante en una entrevista en TVE: ¿Rajoy debería anunciar ya su secretario general?, le preguntaron. "Me gustaría que ocurriese, sería muy bueno y cuanto antes mejor. Es bueno que la gente sepa a qué atenerse".

Arístegui puso el dedo en la llaga: Rajoy ha anunciado que se presenta, y está recogiendo avales por toda España para su candidatura, pero nadie sabe quién la compondrá. En una conversación informal con periodistas en la recepción de Esperanza Aguirre del Dos de Mayo, Rajoy confesó que se está replanteando esa idea inicial de no dar a conocer el nombre de su número dos hasta el último minuto. Aún no lo ha decidido, insiste el líder, pero es posible que lo adelante. En su entorno dan por hecho que lo hará.

Una persona nada sospechosa de conspirar contra Rajoy, Ignacio Astarloa, coincidió en esa idea del adelanto. "Comprendo la expectación, y, si quiere que haga una broma, soy de los primeros interesados en que todo esto se concrete. Los que estamos en las responsabilidades del partido somos los primeros afectados por el proceso que se está viviendo", dijo en Telemadrid.

Mientras, Francisco Granados, secretario general del PP de Madrid y hombre de confianza de Aguirre, aseguró que le gustaría conocer "cuanto antes" al sustituto de Acebes, "aunque sólo sea por curiosidad malsana". Preguntado sobre la posibilidad de que el puesto sea para Alberto Ruiz-Gallardón -algo que parece casi imposible-, Granados recordó que ya fue secretario general en tiempos de Manuel Fraga, e insistió en que su deseo es conocer "cuanto antes" el nombre "y si puede ser esta tarde, mejor que mañana".

Precisamente varios dirigentes de Madrid temen que el secretismo de Rajoy se deba al hecho de que quiere colocar a Gallardón, si no como secretario general sí al menos como vicesecretario, y retrasará todo lo posible el anuncio para evitar que los antigallardonistas busquen una maniobra de contraataque.

Más duro aún se mostró Rafael Hernando, diputado por Almería y portavoz de Inmigración en el Congreso. Reclamó a Rajoy que tome la iniciativa ya y cuente con todos "pero de verdad, no sólo de forma declarativa". "Parece que lo único que estamos haciendo en los últimos días es sembrar el campo de cruces y epitafios", sentenció.

El ex presidente José María Aznar, durante su intervención en la clausura de un ciclo de conferencias sobre Josep Pla.
El ex presidente José María Aznar, durante su intervención en la clausura de un ciclo de conferencias sobre Josep Pla.CLAUDIO ÁLVAREZ

Aznar: "Ya no soy un dirigente político"

Es el único de los veteranos, con Rodrigo Rato, que aún no ha dicho una palabra sobre la crisis del PP. Sigue hablando con sus viejos compañeros de vez en cuando, y todo lo que dice, también sus silencios, se transmite rápidamente a los mentideros populares. Por eso ayer la expectación para escuchar a José María Aznar en el Caixaforum de Madrid era enorme, a pesar de que iba a hablar sobre Josep Pla, uno de sus escritores favoritos. Y eso es lo único que hizo, hablar de Pla.Aznar arrancó con sorna: "Es impresionante el interés por Pla que demuestran ahora los medios", se rió ante la presencia de una decena de cámaras en un acto cultural. Parecía que entraría al trapo, al menos con una broma, pero no. El ex presidente incluso se justificó por su silencio: "Algunos creen que soy un dirigente político, cuando ya no lo soy". Sólo habló de Pla y de Dionisio Ridruejo, otro escritor, que vivía en el mismo edificio que los Aznar y cuando el régimen franquista le detenía, -a menudo, según narró el ex presidente- subía sus muebles a casa de Aznar para que no se los embargaran.Esta vez el ex presidente no estuvo rodeado de dirigentes del PP. Sólo fue Jorge Moragas. Aznar, según varias personas que han hablado con él, está muy preocupado por la situación del partido, pero no hablará hasta su intervención en el congreso.

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