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Un 'bloque' de 18 guardias muy fieles al mando

F. Javier Barroso

El nombre de la operación policial es significativo. Medio centenar de agentes de la Policía Judicial de Madrid estuvieron en jaque desde primera hora de ayer en Coslada (Madrid). El caso que llevaban entre manos era la llamada Operación Bloque. De hecho, así se denominaba por parte de la trama de corrupción y extorsión a los principales integrantes de los policías municipales detenidos ayer.

El bloque estaba formado por 18 agentes que carecían de mando. Eran funcionarios afines al jefe de la Policía Local, Ginés Jiménez, que seguían al pie de la letra todas sus indicaciones. En especial, durante el turno de noche. Entre sus cometidos estaba el dar palizas o amenazar con dársela a todo aquel que no pagara la extorsión exigida o incluso crear pruebas falsas en algunos casos investigados por ellos, según fuentes policiales. Como el envío de una moto robada a un hombre al que le propinaron una paliza. De esta forma, lograron incriminarle en un caso montado ex profeso.

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El jefe policial se encargó en todo momento de reunir a gente joven recién salida de la academia regional a la que pudo malear e implicar en su trama, según fuentes policiales. Siempre huyó de mandos intermedios como cabos o sargentos. A eso también ayudó que la plantilla creció en los tres últimos años a raíz de que la Comunidad de Madrid financió 80 agentes locales a través de las Brigadas Especiales de Seguridad (Bescam). Fuentes del caso explicaron que la mayoría de los funcionarios detenidos son agentes de la Bescam, por estar recién salidos de la Academia de Policía y ser más jóvenes e influenciables.

"Todo ese núcleo, esos 18 policías afines, trabajaban como su guardia cuartelera. Estaban a todo lo que les decía y no dudaban en hacer todo tipo de extorsiones", destacaron fuentes de la investigación.

La Comunidad de Madrid anunció ayer que se personará como acusación particular por la utilización fraudulenta de los medios y de los agentes dotados por el Gobierno regional al Ayuntamiento de Coslada.

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Los policías también se quedaban parte de la droga para su propio consumo cuando la incautaban en los registros y en los controles que hacían en la calle o los locales de ocio. "Algunos eran muy aficionados a los estupefacientes, pero no lo vendían a terceros", añadieron fuentes de la investigación.

"Hay tantas irregularidades que algunos van a ir imputados por muchísimas cosas. Otros van a hacer un buen repaso al Código Penal", resumió un mando policial.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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