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El I+D entra en la granja

Carmen Morán Breña

No parece buena idea transportar en un camión los virus de una granja a otra y eso es lo que puede ocurrir cuando se va explotación por explotación recogiendo animales muertos para hacerlos desaparecer en vertederos alejados. A los pequeños ganaderos, además no les sale rentable.

Varios proyectos científicos ensayan la forma de eliminar estos animales muertos en la propia finca, de una forma ecológica y aprovechable, pero las exigencias europeas no acaban de dar luz verde.

En Murcia, por ejemplo, trabajan en la transformación de los conejos en compostaje, abono que mezclar con el estiércol. Se trata de añadir a los cadáveres apilados en una cuba un gel de algas que acelere su descomposición y los convierta en un caldo orgánico que se puede convertir en biogás o biomasa para generar electricidad.

Europa tampoco autoriza por ahora el uso de un consorcio de bacterias entrenadas para devorar el cadáver rápidamente, a pesar de que este sistema es obligatorio en muchos cementerios humanos. Los experimentos en una granja de Toledo han demostrado que esas bacterias acaban incluso con la salmonela.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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