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Las represalias del 'sheriff'

Sin credenciales. Apartado del mando. Sin llaves para entrar al despacho de cabos y con ataques de ansiedad. Así tenía Ginés Jiménez a uno de los policías locales de Coslada que no comulgaba con sus métodos, según cuenta el propio agente. Un cabo municipal que no se plegaba a cualquier orden del sheriff, que se negaba cuando su oficial jefe le ordenaba que fuese a "apretar las tuercas" a un local de copas sin que estuviese justificado o hubiese indicios de falta o delito. Un cabo que llegó incluso a presentar, a través del registro del Ayuntamiento, tres escritos explicando la situación de presión a la que se veía sometido en el ejercicio de su labor.

"Cuando me tocaba turno, él me apartaba del cargo. Le decía a alguno de los suyos 'Dale un papel para que se entretenga', y no me permitía cumplir con mi mando", cuenta. En varias ocasiones Ginés llegó a poner a un policía raso por encima de un cabo que no le era afín, según fuentes policiales. Eran los suyos los que mandaban. Recuerda que la presión a la que le sometía su jefe era tal que en alguna ocasión tuvo que ser trasladado a un centro de salud por ansiedad.

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Desde el jueves, los agentes que continúan patrullando las calles han recibido todo tipo de insultos. "Qué, ¿vas a cobrar la comisión?", le gritaban a un policía local cuando acudía a sacar dinero a un cajero automático. Los adjetivos de "¡corrupto!" "¡ladrón!" y "¡sinvergüenza!" son los que más escuchan. "Todo esto ha causado muchísima desconfianza, y va a ser muy difícil de recuperar", asegura otro agente.

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