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San Gil mantiene su órdago pero asume que el PP vasco no lo respalda

Rajoy se ve con Arístegui y trata de citar a la líder vasca y a Jaime Mayor

Después de la tensa reunión con el grupo parlamentario del PP vasco, María San Gil es perfectamente consciente de que la mayoría del partido no está con ella. Sin embargo, está convencida de tener razón cuando dice que Mariano Rajoy está cambiando los principios del partido, y por eso piensa seguir adelante con su órdago. El lunes está convocada una Junta Directiva del PP vasco donde la presidenta no hará caso a las presiones y forzará la convocatoria de un congreso en julio, según personas de su entorno. "Está afectada, pero tranquila; como se está cuando se actúa convencido de lo que se hace y de que hay razones para hacerlo", señalan sus colaboradores.

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Sin embargo, el PP vasco no dará a su jefa los 40 días que ella se ha fijado para recuperar la confianza en Rajoy. Tiene que decidir ya, reclaman voces notables del partido. Relevantes miembros de la organización mostraron ayer a EL PAÍS su convicción de que "saldrá de ella misma" acudir a la reunión de la junta directiva regional del lunes con una posición clarificada que permita reconducir la situación. "Aquí cabemos todos y esto tiene arreglo", dijo el secretario general del PP en Álava, Iñaki Oyarzabal. Fue la única voz que prestó su nombre y apellidos a sus palabras.

El PP vasco no ha vuelto en sí todavía, cinco días después de abrir su presidenta, María San Gil, una crisis que la mayoría de sus miembros sigue sin explicarse. El ambiente enrarecido se pudo palpar en el grupo parlamentario durante el pleno de la Cámara vasca ayer, con las puertas del grupo cerradas a cal y canto, permanentes corrillos entre sus integrantes, también permanentemente colgados al teléfono.

San Gil, por su parte, digiere aún la reunión del jueves del grupo parlamentario, donde se percató de que, contra lo que esperaba, no tiene al partido detrás. Esperaba respaldo y vio que se había equivocado, señaló un parlamentario. Su desmarque público y su manifestación de desconfianza hacia el presidente nacional se consideran gratuitos en la mayor parte del grupo y hay quien define su actuación como una propuesta de aventura desestabilizadora para el PP. El apoyo que por ahora tiene declarado es el del secretario general, Carmelo Barrio. "Es la única que ha hecho política aquí en mucho tiempo. Yo estoy con ella hasta la muerte", dijo a este periódico. Ayer San Gil intercambió breves conversaciones con él en el pleno de la Cámara vasca.

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Mientras, Rajoy empieza lentamente a intentar retomar las riendas de la crisis. Ayer citó en la sede del PP a Gustavo de Arístegui, un dirigente muy conocido que ha reclamado mayor democracia interna y, sobre todo, que Rajoy desvele cuanto antes el equipo con el que acudirá al congreso. Ambos hablaron más de una hora con absoluta sinceridad, según fuentes conocedoras de la reunión, y a la salida, Arístegui defendió la "unidad" del partido. Rajoy quiere verse con otros críticos para aplacar los ánimos. Está intentando citar a Jaime Mayor, uno de los que con más crudeza le ha reprochado que esté cambiando los principios del partido, y también busca un encuentro con San Gil, una cita que quedó pendiente tras la tormentosa reunión del miércoles en Vitoria en la que ella le espetó: "Tengo un problema de confianza contigo, te falta liderazgo".

Gustavo de Arístegui y Manuel Pizarro,  durante la sesión de control de ayer.
Gustavo de Arístegui y Manuel Pizarro, durante la sesión de control de ayer.EFE

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