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¿Seguirá su batalla Telma Ortiz?

Un sector de los jueces lamenta que el erróneo planteamiento de la demanda de la hermana de la Princesa haya impedido debatir los límites de la prensa rosa

Mónica Ceberio Belaza

El debate iniciado por Telma Ortiz, hermana de la princesa de Asturias, sobre los límites a la prensa rosa y sobre cómo conciliar los derechos a la intimidad y a la información, se ha quedado a medias. El juzgado que llevaba el caso denegó el viernes a Ortiz y a su pareja, Enrique Martín Llop, su petición de prohibir a los medios que los fotografíen o graben salvo cuando están en actos oficiales, pero sin entrar en los aspectos que realmente importaban. ¿Hasta dónde puede llegar la prensa? ¿Es lícito que los paparazzi se aposten frente al domicilio de cualquier famoso y sigan todos sus movimientos? Un deficiente planteamiento jurídico de la cuestión por parte de los abogados de Telma Ortiz ha permitido que la juez del caso lo desestime sin entrar en los aspectos sustanciales del asunto. Y la ha condenado a pagar las costas del proceso, unos 50.000 euros. La asociación progresista de la magistratura Jueces para la Democracia ha lamentado que se haya desaprovechado la oportunidad de sacar adelante un planteamiento "novedoso" como el de Ortiz, y opina que todavía hay una puerta abierta.

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"Es una pena que no se haya llegado hasta el final porque es un debate abierto e interesante", opina Jaime Tapia, portavoz de Jueces para la Democracia. "Hay abusos que todos conocemos, situaciones de acoso y derribo a ciertos personajes, que hay que limitar. Pero los demandantes debieron acotar sus pretensiones y fundamentarlas mejor. Todavía pueden hacerlo cuando presenten la demanda principal", añade.

La hermana de doña Letizia había presentado una demanda de medidas cautelares contra 57 medios de comunicación -entre los que había revistas, televisiones, páginas web y diarios-, para protegerse del "acoso mediático" que decía sufrir. Y lo hizo de una forma nunca ensayada: no llevó a los tribunales a los medios sólo por lo que ya habían hecho, sino que pretendía evitar lo que podían hacer en el futuro. La guerra preventiva. Ortiz pretendió impedir que ninguno de estos medios pudiera fotografiarla o grabarla en ningún ámbito de su vida privada. Algunos sectores de la prensa hablaron de una censura previa intolerable; otros reconocieron los excesos que cometen algunos medios e insistieron en la necesidad de conciliar el derecho a la información con el derecho de los personajes públicos a preservar parte de su intimidad, y muchos famosos coincidieron con Telma Ortiz en la necesidad de poner coto a la insaciable sed de cotilleos de la prensa rosa.

Telma Ortiz defendía además que ella no era ni quería ser famosa ni tenía ningún trabajo público; que sólo era la hermana de la Princesa. Pero sobre este punto tenía las de perder. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional señala que la definición de personaje público debe interpretarse en sentido amplio.

En cualquier caso, la cuestión esencial es si los personajes públicos tienen o no derecho a la intimidad y hasta dónde y cómo pueden protegerla. El Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos han determinado que es necesario que las informaciones que se dan sobre ellos tengan "trascendencia pública", lo que no ocurre en algunos reportajes de la prensa rosa en los que se llega a informar de cómo un famoso va al supermercado. "Telma Ortiz debió invocar no sólo una vulneración de su derecho a la propia imagen, como hizo, sino sobre todo de su intimidad, porque eso es lo que verdaderamente está en juego. Y debieron haber utilizado casos de derecho comparado y todos los argumentos a su alcance. De todas formas, el planteamiento de fondo tiene sentido", concluye Tapia.

Telma Ortiz.
Telma Ortiz.EFE

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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