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Clases de objeción, segunda parte

Elena G. Sevillano

"Me hacen perder el tiempo, pero necesito los créditos", confesaba ayer una profesora de Filosofía a la salida de la segunda sesión del curso sobre Educación para la Ciudadanía que imparte la Comunidad de Madrid a los docentes de secundaria. La profesora, que pidió anonimato, dijo sentirse "adoctrinada" y estar decepcionada con el curso. "Pensaba que habría más neutralidad, pero todos los ponentes son de derechas", se quejó.

"Hoy la conferencia ha ido mejor; no ha sido absolutamente vergonzosa como la del lunes", decía otro profesor, también de filosofía, al acabar la sesión. El lunes, José Luis González Quirós, del Instituto de Filosofía del CSIC y primer ponente del curso, criticó abiertamente al Gobierno por imponer una asignatura "inventada" que "vulnera derechos y libertades" (ver EL PAÍS de ayer). Algunos asistentes protestaron y una profesora se marchó indignada.

El ponente de ayer era Ignacio Sánchez Cámara, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de La Coruña y conocida voz crítica contra la asignatura. Sánchez Cámara ha escrito, por ejemplo, que "un Estado que pretende decidir sobre el bien y el mal, y determinar la educación que han de recibir sus ciudadanos emprende el camino del totalitarismo", y ha calificado de "adoctrinamiento sectario" la materia. Por eso estos dos profesores esperaban que se repitiera la escena.

"Ha sido mucho más cauto y razonable. Aunque veladamente, y de manera muy educada, ha dejado claro que no está de acuerdo con la ley del ministerio y que apoya la objeción", contó el profesor, que criticó la falta de pluralidad en la elección de los ponentes. A la profesora, el curso no le servirá de mucho, porque no lo piensa poner en práctica: "Yo, como profesora, trato problemas actuales sin tabúes. Hay que mostrar realidades como el matrimonio homosexual, que es lo que aquí quieren esconder".

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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