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Reportaje:La lidia / Feria de San Isidro

Atletas sobre el albero

Los toreros se entrenan como deportistas de élite para sentirse más seguros al salir a la plaza

Jesús Sérvulo González

Corren sprints, miden su capacidad cardiovascular y están acostumbrados a entrenar durante horas. No los patrocinan ni Nike ni Adidas, pero son deportistas de élite. Se juegan la vida. Son los nuevos toreros. El sufrimiento y el sudor no son desconocidos para ellos. José María Manzanares, de 26 años, se sienta con las piernas cruzadas sobre la alfombra de un salón de hotel. Viste ropa deportiva, pantalón corto y zapatillas rojas. Oculta su timidez tras los auriculares de un i-Pod.

Estira aductores y cuádriceps. Su rostro refleja el dolor provocado por la exigencia al músculo. Entrenar es sufrir, parece pensar mientras presiona una y otra vez la pierna contra el suelo. Es la tarde previa a su estreno en Las Ventas esta temporada y no puede ocultar su preocupación. "El físico es fundamental. Cuando uno está fuerte se siente seguro frente al toro", asegura el joven alicantino que no luce ni gramo de grasa. Aunque le concede importancia al físico él se considera ante todo artista. Y así lo dice con mucha seriedad: "Hay que prepararse para poder sacar lo que uno lleva dentro. Hay toques diferentes que tienes que sacarlos en milésimas de segundo. Es un sentimiento que hay que enseñar", desliza el exquisito matador. El interés por la condición física nace por la elevada exigencia. "Cada vez se torea mejor. Más perfecto... antes se era más lento", sostiene.

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Ante la creciente preocupación de los toreros por mejorar su físico han nacido empresas que los asesoran. "Cuando un espada trabaja para conseguir el nivel cardiovascular, entrena la flexibilidad, fuerza explosiva y la coordinación, se enfrenta mejor a la lidia. Refuerza la seguridad psicológica", asegura Ana Zafra, de la empresa 100 - 100 Torero en Forma. Esta licenciada en educación física combina el entrenamiento de deportistas de élite con el de jóvenes novilleros.

Manzanares se entrena cinco horas diarias en invierno. Incluso este año ha acudido al centro de alto rendimiento de Sierra Nevada (Granada). "Para coger fondo", señala mientras continúa con los ejercicios. Durante la temporada mantiene el tono muscular. Y practica mucho el toreo de salón. "Pulimos la técnica, corregimos errores y reforzamos los brazos", asegura. El capote pesa más de cinco kilogramos.

Antonio Salcedo es preparador físico de la escuela de tauromaquia de Madrid desde hace 33 años. Y sentencia sin dudarlo que el físico "es básico". "No es broma. Se juegan la vida ante el toro", señala este profesor que ha enseñado a algunos como a El Juli, Joselito o Abellán, con técnicas algo rudimentarias. Salcedo hace a sus pupilos agarrarse los tobillos en cuclillas y en esa postura saltar por todas partes. "Es la rana y es muy buena, cogen fuerza, coordinación...", indica.

Todos coinciden en que la importancia por cultivar el cuerpo reside en la seguridad mental que produce. "Te ayuda psicológicamente. Te hace sentir fuerte y te da tranquilidad. Es un complemento más, no un fin", sostiene el diestro extremeño Antonio Ferrera, uno de los toreros más fuertes. Éste describe la importancia del entrenamiento en una sola frase: "No somos atletas, porque no nos preparamos para correr maratones sino para enfrentarnos a un toro".

José María Manzanares, con ropa deportiva, se prepara para su primera corrida, ayer, en Las Ventas.
José María Manzanares, con ropa deportiva, se prepara para su primera corrida, ayer, en Las Ventas.SANTI BURGOS
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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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