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E la nave va

Analizar la evolución del buen gobierno en España es una actividad poco frecuente. El tema no está en el centro de interés ni de los medios de comunicación ni de los inversores.

Probablemente lo que llama más la atención de los informadores es la remuneración de los consejeros. Cuando se publica ese dato aparecen noticias sobre los mejor remunerados, que son aquellos que al mismo tiempo son consejeros y ejecutivos de las grandes empresas. Efectivamente ésa es la información que, no siendo obligatoria, se ha extendido más en los últimos dos años. Cada vez hay más empresas que dan los datos individualizados de las remuneraciones de los consejeros aunque no es obligatorio más que darlas por categorías de consejeros y, por supuesto, el total del coste del consejo, lo que más debería interesar al inversor.

En los problemas de las inmobiliarias, no se ha notado la información del buen gobierno
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El funcionamiento del Comité de Auditoría es el campo donde más se ha avanzado de los que son realmente importantes. Es verdad que es obligatorio y además es el que se ha regulado más pronto. Mi impresión es que funciona cada vez mejor y que la atención de los consejos se ha centrado en este comité más que en ningún otro.

En la composición de los consejos hay más consejeros independientes. Éste sería un dato positivo si significase que cubren carencias en la composición de los Consejos de Administración. Lo que es, por lo menos, dudoso. Sigue habiendo consejeros "externos", que quiere decir que son inclasificables y, por tanto, difícil de justificar su existencia como no sea calificándolos de residuos del pasado. Hay algunas mujeres más, lo que representa la evolución natural que conduce a que las mujeres estén más representadas en todos los aspectos de la vida social, más que a recomendaciones de códigos de buen gobierno. En ningún caso, la composición del consejo ha sido decidida siguiendo el estudio de la comisión de Retribuciones y Personal como sería conveniente en bastantes casos.

Como es obligatorio, todas las empresas tienen redactados tanto el reglamento de funcionamiento del Consejo de Administración como el Reglamento de la Junta General de Accionistas. Su lectura crítica da la mejor idea de cómo funciona el buen gobierno en las empresas y en qué medida los dirigentes están comprometidos con él. Su lectura es no sólo recomendable, sino imprescindible.

El comité de Estrategia e Inversiones, cuya importancia es difícil de exagerar, no está constituido en bastantes empresas y en algún caso está falseado su contenido. Este comité no tiene que definir ni la estrategia de la empresa ni decidir las inversiones. Eso es cometido del Consejo de Administración en pleno a propuesta de los ejecutivos de la empresa. La misión es analizar el cumplimiento del Plan Estratégico y avisar de sus desviaciones, seguir el rendimiento de sus inversiones y comprobar que cumplen con los fines para lo que se emprendieron. Por tanto no debe ser presidido por ningún ejecutivo sino que tiene que estar integrado por independientes y dominicales.

En los problemas que en el año pasado y este han tenido empresas, sobre todo del sector inmobiliario, no se ha notado la presencia y la información de las instituciones del buen gobierno. No se conoce que hayan advertido de los grandes riesgos en que han incurrido esas empresas, ni en la resolución de los problemas acaecidos. Es un mal síntoma del funcionamiento del sistema implantado en España.

Por otra parte, el seguimiento de la composición y funcionamiento del buen gobierno es difícil para el inversor individual, perdiendo así su mayor utilidad. Parece que sólo los analistas están capacitados para seguirlo. No debería ser así y esa dificultad es una causa de que no sea seguido en la asiduidad que merece y que por tanto las empresas que tienen buen sistema se vean favorecidas en su cotización bursátil.

Blas Calzada fue presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores entre 2001 y 2004.

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