Talavante: "He aguantado las miradas al toro"
En el último toro se salvó la corrida de Adolfo, que había salido más que flojita, y se salvó Talavante, que parece que vuelve por sus fueros: "Creo que he cuajado una faena de dos orejas a un toro de Adolfo, que no es fácil, en pleno San Isidro; he tenido la puerta grande abierta una vez más y es una pena que se me haya ido, pero a pesar de ello estoy muy contento".
En el último brindó su faena al público: "Yo venía a jugármela; me he puesto muy de verdad y le he aguantado las miradas al toro; creo que me he puesto en un sitio muy importante". Se llevó un revolcón, que su madre debió pasar el tránsito de los siete puñales si es que lo vio: "Había que llevarlo muy tapado; ha habido una vez que me he relajado un poquito más y me ha pegado la voltereta y nada, voy a mirar a ver si llevo algo".
Diego Urdiales no tuvo fortuna en el sorteo, sobre todo en el último, en una tarde en la que vino a por todas. Su actuación en el primero anunciaba que podía haber hecho algo importante de haber tenido toro en su segundo: "Mis toros no han terminado de romper. Mi primero era muy dormidito y así no se podía calentar la plaza. El segundo ha sido un mulo, muy aburrido". A pesar de ello, Diego confía en que su paso por San Isidro, vía sustituciones, no sea inútil: "Seguro que esto me tiene que servir para algo. Cuando se está así, seguro que sirve".
El Fundi llevaba un palizón que le dio su segundo al entrar a matar y al que acabó por cortarle la oreja, hecho todo un maestro. Pasó directamente a la enfermería después de la corrida porque no quiso abandonar sus funciones como director de lidia. Es un tío serio y responsable hasta para eso.