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Reportaje:EUROCOPA 2008 | Faltan cuatro días

"Toque, pero sin riesgos"

El gol de Perú marca la visita de la ministra de Cultura a la concentración de España

El gol de Rengifo tiene preocupado a Jaime Lissavetzky y, por extensión administrativa, al Gobierno. El presidente del Consejo Superior de Deportes, que ayer visitó la concentración de la selección española en compañía de la ministra de Cultura y Deportes, Mercedes Cabrera, abandonó el hotel de Las Rozas reflexionando en voz alta sobre si procede o no procede el fútbol de toque y, en su caso, cómo y dónde a la vista del inquietante resultado (2-1) del partido amistoso jugado contra Perú el pasado sábado.

"No me voy a meter a técnico", aclaró Lissavetzky, "pero hay una característica que distingue a España: el manejo del balón. Y lo debe hacer, pero sin cometer errores en sitios álgidos. El tiki-taka hay que reservarlo para las zonas sin riesgos y entrar a matar en otras".

"No hay que cometer errores en sitios álgidos", insiste Lissavetzky
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El gol de Rengifo, que empató momentáneamente el encuentro para Perú, inspiró todo tipo de especulaciones sobre el estado quebradizo de la zaga española a pocos días del comienzo de la Eurocopa de Austria y Suiza. En primer lugar, las palabras del seleccionador, Luis Aragonés, resultaron sorprendentes. El técnico explicó el tanto por la presunta obsesión de sus futbolistas por jugar al toque. "Tocamos hasta dentro del área y eso no puede ser", dijo, tras el encuentro de Huelva, para explicar un error defensivo que ni ocurrió en el área -el origen de la jugada fue una pérdida en el círculo central- ni implicó a los defensas, a excepción de Marchena, que no quiso tocarla, sino despejarla de cabeza. El despeje a un costado, eso sí, tuvo un destinatario tan fortuito como fatal: Rengifo.

Pero no importa. Luis dijo que España la tocaba hasta en su área y Lissavetzky lo dio por hecho. Lo que nadie da por sentado en el grupo es que la defensa titular ante Rusia, el día 10, en el debut en la Eurocopa, esté integrada por Marchena y Puyol. Mañana, en El Sardinero, la selección jugará otro amistoso contra Estados Unidos y hoy, en el entrenamiento, el seleccionador pondrá sus cartas sobre la mesa.

A Luis no le desagrada la idea de probar a Albiol con Marchena. Se trata de una pareja de centrales que, a su juicio, respondió con solvencia frente a Dinamarca el día en que la selección se sacó el billete. El técnico también se quedó conforme con el rendimiento de estos dos jugadores en el amistoso contra Italia del 26 de marzo en Elche. En ese partido, Albiol sustituyó a Puyol, que se retiró lesionado en el minuto 16.

En el entrenamiento de ayer no hubo simulacros. Sólo partidillos, rondos y ejercicios físicos. Torres, que sufrió un golpe, no saltó al campo. Los técnicos decidieron organizar dos sesiones a puerta cerrada con el único fin de trabajar en paz. A los jugadores y al seleccionador les resultó cargante que durante la semana pasada se citaran en Las Rozas algunas personas que mezclaron insultos a los presentes con los vítores a Raúl. Por lo demás, no hubo bronca de Luis a la plantilla por el presunto error que propició el gol de Rengifo. Sólo una charla rutinaria dedicada a analizar el partido y corregir conceptos.

La visita oficial se produjo antes del entrenamiento vespertino, después de la media tarde. Justo cuando la plantilla terminaba de tomar un yogur. Después llegaron los emisarios del Gobierno. Lissavetzky y Cabrera fueron presentados por el capitán, Casillas, que ejerció de cicerone. La ceremonia contó con la presencia de Ángel María Villar, el presidente de la federación, que acudió a la cita con dos camisetas de la selección. Una, para dársela a Lissavetzky. Otra, para dársela a Cabrera. Ambas, con el dorsal número 10.

Fue un acto un poco seco. Lissavetzky, que se lleva mal con Luis y con Villar, no se quiso poner la camiseta. Cabrera sí se la enfundó y Luis le dedicó un piropo: "Está bien guapa". Luego hubo un corrillo en el que, según las declaraciones de los políticos, el tema de la conversación fueron "los cuartos". Esa instancia de los torneos a partir de la cual el destino de España, desde la Eurocopa de 1984, en la que fue finalista, se resume en hacer las maletas y embarcarse en el primer avión para Madrid.

"Se habla mucho de los cuartos", dijo Lissavetzky con aire prudente, "pero lo importante es que los jugadores no sientan la presión porque es una competición en la que no caben los errores". Por su parte, la ministra se lanzó a la piscina: "Ya toca pasar de los cuartos. Estoy convencida".

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