_
_
_
_
_
Reportaje:EUROCOPA 2008 | España, campeona 44 años después

Delirio total

Cientos de miles de aficionados reciben a los campeones de Europa - Los jugadores se dieron un baño de masas en Colón, adonde llegaron en un autobús descapotable

La azafata más fotografiada de España abrió la puerta del avión y el centenar de objetivos y cámaras que esperaban a pie de pista en el aeropuerto de Barajas captaron la imagen más esperada. Eran las 19.55 y Luis Aragonés e Iker Casillas sostenían la Copa de Europa por las orejas con cariño. Detrás, en fila india, los 22 futbolistas restantes que se coronaron como reyes del continente esperaban su turno como podían, desatados por la alegría.

Las caras de somnolencia y las legañas los delataban. La noche se había alargado hasta las 10.00 y el avión, con las azafatas siguiendo el ritmo hipnótico de la Macarena, no había servido para descansar un poco ante la fiesta que se avecinaba. A medida que caminaron hacia el autobús descapotable que los transportó a la plaza de Colón, se fueron despertando. Regresaron las bromas, los cánticos y los bailes. En el autocar les esperaba una sorpresa. Una nevera llena de cervezas les terminó de encender.

Pepe Reina fue el principal maestro de ceremonias de principio a fin
"Sois el mejor equipo del mundo", les dijo un emocionado Luis a sus jugadores
Especial: ¡Campeones!
Hacía 20 años que España no jugaba la final
Todos los resultados de la Eurocopa
Más información
Fiesta para Luis
El Rey a Aragonés: "No tenemos una manta para mantearte"

Rápidamente se reestableció el núcleo duro de las bromas en el grupo. Villa se hizo con el micrófono, mientras le acompañaban en los coros Capdevila y Reina. Cazorla se convirtió en el niño con el que todos jugaban. Al pequeño mediapunta lo zarandearon y lo bañaron en cerveza. A pocos metros, Ramos y Torres se subieron a las esquinas delanteras del autobús. Querían llegar a Colón desde una posición privilegiada y no pensaban ceder sus tronos. Ni siquiera se sirvieron las copas del improvisado botellón, que reclamaban a cualquiera de sus compañeros.

No habían llegado aún los jugadores a la plaza de Colón, pero los aficionados casi podían acariciarlos. Los gritos y aplausos se hacían sentir por la carretera de Barcelona, el camino que siguió el autobús que, escoltado por varias furgonetas de la policía, trasladó a la selección desde Barajas a la plaza de Colón. Los aficionados aún tuvieron que aguantar, bajo un sol de castigo, más de una hora. Hasta que, por fin, los héroes llegaron a la fiesta.

"España siempre" se podía leer a un lado del autobús, en blanco y con letras mayúsculas. Al otro lado, el lema de una marca publicitaria en inglés acaparaba la atención: "Impossible is nothing". Porque esta vez nada era imposible.

Y claro, el delirio se adueñó del respetable, que inundó buena parte d el Paseo de la Castellana. Durante todo el trayecto, a la selección la acompañó una caravana de motos, muchas ondeando banderas. Algunos coches, estacionados en el arcén, hacían sonar el claxon al paso de los campeones, que no se cansaban de saludar. Arriba, todos con la camiseta roja, excepto Casillas, Reina y Palop, vestidos con la camiseta amarilla de los porteros. Todos iban con la zamarra que les acompañaron durante los 22 días que duró el torneo. Todos menos uno, Sergio Ramos, que vestía una camiseta blanca con el número 16 a la espalda y la foto de Antonio Puerta -tal y como hizo al término del partido con Alemania-, futbolista del Sevilla y su amigo, ya fallecido. Ahora era el momento de celebrarlo con la afición.

Villa, con un pañuelo atado en la cabeza, se erigió como maestro de ceremonias en el autobús. Micrófono en mano, marcaba el ritmo de la verbena que se montó en el vehículo. No todos le seguían. Pepe Reina, un agitador, saltaba a su antojo mientras sujetaba un vaso de tubo. Juanito le secundaba. Mientras, Xavi y otros agitaban latas de cerveza.

La emoción de los futbolistas era palpable. Incluso abusaron de sus teléfonos móviles para guardar en imágenes un recuerdo imborrable. A la vez, la Copa iba pasando de mano en mano. De Ramos, al pichici Villa. De Villa a Güiza. Y de Güiza a Torres, el héroe de la final, encaramado al borde del autobús, liderando la euforia del equipo. Entre todos ellos, el seleccionador, Luis Aragonés, que se animó a bailar la cucaracha. También se apuntó a cantar el Porompompero abrazado a Manolo Escobar. Pero, general, Luis dejó a sus chicos todo el protagonismo y se mantuvo en segundo plano. Eso sí, con una mueca por sonrisa. Masticando la alegría. Digiriendo el triunfo. Asimilando lo que sus ojos hacía 44 años que no veían. Tan emocionado estaba que sucumbió a la petición de los aficionados, que le pedían que saltara. Y Aragonés saltó.

Entonces, una hora y cuarto después de aterrizar en Barajas, llegó el momento culminante. Con De la Red y Arbeloa en primera fila. Con Sergio Ramos agitando una bandera andaluza. Pepe Reina con un sombrero de paja, abrazado a Marchena. Esperándoles estaban dos chicos, peluca negra sobre sus cabezas, camiseta del Recreativo y la bandera roja y amarilla anudada al cuello. Antes habían matado las horas disfrutando de sus 15 segundos de fama. Cada vez que aparecía una cámara de televisión, allí estaban ellos: "Hemos ganado. ¿Cómo no vamos a estar de cachondeo?". Al unísono, como sus nombres, los dos Sergio, de 32 y 28 años, habían agarrado el coche el viernes desde Huelva para vivir en la capital la final del Europeo. El mayor explicaba que no se lo pensaron dos veces: "Nos vinimos a la aventura. Yo estoy de baja, y él de vacaciones. Vamos a estar aquí hasta que acabe la fiesta. Y luego, a descansar y para Huelva". Los dos tenían un deseo por encima de todo: "Nos gustaría felicitar a Santi Cazorla". Y allí estaba el asturiano, entre Xavi y Xabi Alonso, celebrándolo con un brindis cuando lo permitían los abrazos. El protocolo brillaba por su ausencia. Los jugadores hacían la conga, con la Copa de Campeones de Europa como gran invitada. Como la ocasión también lo requería, también mantearon a Reina, pero sobre todo a Luis, que se lo agradeció a los jugadores: "Tengo el mejor equipo del mundo". Antes, hubo tiempo para el recuerdo al médico de la selección, Genaro Borrás, que falleció hace pocas semanas. Una pancarta rezaba: "Va por ti Genaro".

El equipo que trajo la Eurocopa a España (lalistaWIP)

El autobús de los jugadores, en un mar de aficionados.
El autobús de los jugadores, en un mar de aficionados.EFE
La infanta Elena pasea con una bandera, mezclada entre la afición por las calles de Madrid.
reuters
La infanta Elena pasea con una bandera, mezclada entre la afición por las calles de Madrid. reuters

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_